La gran banca y las energéticas ganaron 72 millones limpios al día durante los tres años de pandemia y crisis inflacionista
La factura de impuestos de las seis entidades financieras y las siete compañías eléctricas y de hidrocarburos del Ibex35 asciende a 33.000 millones. Han acumulado más de 64.000 en beneficios y han apalancado otros 47.000 en provisiones.
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Zaragoza, Actualizado:
"El año catastrófico de resultados para la banca, que fue 2020, tiene trampa. El posible parón que se hubiera producido [con la crisis sanitaria] fue sostenido por el sector público, y esas provisiones son el realidad un colchón que tienen para ir soltando" cuando lo consideren necesario para el negocio, explica el economista Carlos Sánchez Mato, que recuerda cómo menos de 30.000 de los 135.000 millones de euros en crédito que fueron drenando en ese ejercicio carecen del aval del Estado a través del ICO.
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Ese proceso -que incluyó reestructuraciones de deuda que traspasaban al Estado el afianzamiento de particulares- ocurrió en 2020, el año anterior a que tanto el negocio como los beneficios comenzaran a dispararse para otros sectores como el energético, todo ello a cuenta de la escalada inflacionista. Dicho año fue, a su vez, víspera de otro -el 2022- en el que esas ganancias aumentaron con un ritmo todavía más intenso conforme se iba cronificando la crisis energética y de manera simultánea a cómo las subidas de los tipos de interés iban animando las cuentas de resultados de los grandes bancos.
Lo cierto es que a las grandes empresas de esos dos sectores, los seis grandes bancos y las siete principales energéticas que cotizan en el Ibex35, no les está yendo nada mal el negocio durante la concatenación de crisis de estos últimos tres años, en los que a la generada con las medidas para afrontar la pandemia le ha seguido otra de carácter inflacionista que, además, se ha visto intensificada por la especulación al socaire de la guerra de Ucrania y agravada por la congelación de salarios.
Esas trece empresas han acumulado unos beneficios netos de 64.165 millones en esos tres años. Las últimas incorporaciones al selectivo índice bursátil madrileño son la de Unicaja y la de Solaria, que tuvo lugar en octubre de 2020.
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No obstante, con toda probabilidad, y pese a superar su cadencia los 72 millones diarios (casi 50.000 euros por minuto), habrá que revisar al alza esa cifra a final de año, dado que no incluye la estimación los resultados del cuarto trimestre de este año, el primero de aplicación completa de las subidas de tipos del BCE y uno de los de mayor demanda energética del año por la llegada del frío.
"La subida de los tipos de interés va a ayudar a mejorar esos resultados", señala Sánchez Mato, que anota otro flanco de negocio que va a abrirse para la gran banca en los próximos meses con la reducción de la compra de deuda pública de los Estados por parte del BCE.
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"Ahora llenarse de bonos es garantizarse rentabilidad para los próximos años", anota, con el bono a tres y cinco años y la letra de países como España en el 2,4% de interés en las subastas del Tesoro y, claramente, por encima del 3% en los mercados secundarios.
A esa cifra hay que sumarle otra de mayor cuantía que a menudo queda en un segundo plano cuando se presentan los resultados: se trata de las provisiones, un dinero que las empresas van apartando de sus ingresos en previsión de que pueda hacer falta más adelante, ya sea por tener inversiones en el horizonte, por prever que puedan producirse pérdidas o, en el caso de la banca, porque en algunos casos lo establezca la normativa para hacer frente a posibles impagos de créditos.
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Ese apartado de las cuentas ha alcanzado una cuantía de 47.108 millones de euros, con algo más de la mitad de esa cifra, 23.945 millones, en manos de los bancos, que realizaron el grueso de los aprovisionamientos en la pandemia, ejercicio en el que varios de ellos acometieron saneamientos contables que redujeron sus beneficios y, en algunos casos, los pusieron en pérdidas.
El cálculo de las provisiones de la banca no incluye artificios contables como las anotaciones por deterioros de activos y por amortizaciones, que responden a estimaciones que acaban resultando más o menos acertadas, sino que se centra en el apalancamiento de fondos procedentes del negocio.
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Por el contrario, en el caso de las energéticas, en el que sí se incluyen las dotaciones de deterioro por su distinto modelo de contabilidad, el acopio de provisiones están aumentando en el tramo final del trienio, coincidiendo con la notable mejora del negocio.
La factura tributaria de las grandes empresas
En esos tres años, las trece empresas financieras y energéticas del Ibex 35 suman una factura tributaria de 33.191 millones de euros, cifra que equivale a un 41% de su suma con los beneficios y a un 23% del cómputo con las provisiones, con una proporción más elevada entre los bancos que entre las compañías de electricidad e hidrocarburos.
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Hay que puntualizar que esos impuestos no han sido recaudados por la Hacienda pública española, ya que todos los grandes bancos y, al menos, cinco de las siete energéticas operan en más de un país.
La mayoría de esas empresas se verán afectados a partir del año que viene por los nuevos impuestos a la facturación, en el caso de las eléctricas, y a la cuantía de las comisiones en el de la banca, con los que el Gobierno pretende recaudar 3.500 millones para hacer frente a la escalada de precios de la energía y al encarecimiento del acceso a la dinero, algo que tendrá como principales afectados a los potentes inversores de origen extranjero que forman parte de sus accionariados.