Los fondos invierten con criterios éticos menos del 1% de su patrimonio
Sus gestores rara vez tienen en cuenta todavía los compromisos ambientales, sociales y de buen gobierno de las empresas.
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MADRID,
El patrimonio de los fondos de inversión ascendía en España más de un cuarto de billón de euros a 31 de diciembre. Sin embargo, el de aquellos que tenían en cuenta criterios éticos no representaba ni el 1% del total, según datos facilitados por la consultora VDOS.
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La inmensa mayoría de los fondos invierten atendiendo sólo al retorno financiero que pueden obtener. Pero hay algunos que se fijan también en los compromisos ambientales, sociales y de buen gobierno contraídos por las empresas donde colocan su dinero.
Esos compromisos se conocen por las siglas ASG y la inversión que los tiene en cuenta recibe el nombre de inversión socialmente responsable (ISR), porque contribuye al desarrollo sostenible.
A finales de 2018, sobre un patrimonio total de 260.826 millones de euros, los fondos que se guiaban con criterios ASG sólo acumulaban 2.104 millones (apenas un 0,81%), a pesar del auge experimentado en los últimos años por cuanto tiene que ver con la sostenibilidad.
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Siempre según los datos VDOS, la mayor parte de esos 2.104 millones de euros corresponde a fondos de inversión gestionados por los bancos (1.863 millones). En contraste con ello, los pertenecientes a las aseguradoras no tienen en cuenta para nada los criterios ASG.
De los fondos gestionados por los bancos con dichos criterios, el de mayor patrimonio, a bastante distancia del segundo, es Santander Asset MGMT, que manejaba más de 1.500 millones de euros a 31 de diciembre. El resto tenían un volumen poco significativo.
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Los expertos consideran que la inversión socialmente responsable es rentable a medio y largo plazo, porque mitiga riesgos relacionados con el medio ambiente (contaminación), con la sociedad (envejecimiento de la población) y con el gobierno corporativo (corrupción).
Para evitarlos, existen diversas estrategias, como la exclusión (no invertir en determinados sectores), la inversión de impacto (en actividades que mejoran el entorno) o una combinación de parámetros tradicionales y criterios éticos.