Un fondo buitre ultima la compra del bloque de Lavapiés y envía mediadores para negociar la salida de los vecinos
El Sindicato de Inquilinas y afectados por las operaciones inmobiliarias de Elix Rental Housing protestan ante la sede de la empresa durante la junta de accionistas que aprobará la compra. Ofrecen dinero para acelerar la marcha de los vecinos de Tribulete, 7, muchos tras décadas como inquilinos.
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madrid, Actualizado:
La confirmación de las sospechas llegó apenas dos días después de que Público visitara a los vecinos del edificio de la calle Tribulete número 7 de Madrid, en el barrio de Lavapiés. Hasta entonces era solo un rumor –aunque nadie tenía dudas– que la socimi Elix Rental Housing, participada por una compañía dirigida por Claudio Aguirre, primo de la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, se dispusiera a comprar de golpe todo el bloque, con sus 54 viviendas, sus dos locales comerciales y sus correspondientes inquilinos.
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El pasado 2 de febrero, después de que este caso y otro idéntico en la calle Galileo, en el barrio de Chamberí, comenzaran a aparecer en numerosos medios de comunicación, Elix decidió pasar a la acción. Según relatan a Público varios vecinos y activistas del Sindicato de Inquilinas de Madrid, dos representantes de la empresa se pasearon por el edificio para intentar hablar con los vecinos y deslizar que Elix está dispuesto a estudiar incentivos económicos en determinados casos a cambio de que no opongan resistencia a su desalojo.
Algunos de los inquilinos que los recibieron –otros se negaron a conversar con ellos– grabaron las conversaciones, tensas en muchos casos, con los llamados mediadores. Una de estas personas fue identificada como María José Jiménez Cortiñas, trabajadora social, presidenta de la asociación Gitanas Feministas por la Diversidad y con fugaces pasos por candidaturas electorales del PP, Ciudadanos y Podemos. Aunque niega a los vecinos formar parte de Elix, la compañía ha reconocido a El País que trabaja para ellos para en la búsqueda de "la opción más adecuada en cada caso", sobre todo el de situaciones de vulnerabilidad.
"Me llamas y te digo qué puedes sacar, hasta dónde puedes apretar", afirma una mediadora
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Son varios los vecinos que apuntan a que la elección de esta trabajadora social es una clara estrategia de la compañía para conseguir acuerdos con varias de las familias de etnia gitana que residen en el bloque y allanar el camino de la operación inmobiliaria.
Otro de los mediadores, identificado como Luis, no oculta la estrategia de la compañía: "No se van a renovar los contratos", se le escucha. Según una de estas conversaciones a las que ha accedido Público, ambos hablan abiertamente de "situaciones", "casos individuales" de vecinos concretos que estén dispuestos a irse a cambio de una determinada cantidad económica. "Me llamas y te digo qué puedes sacar, hasta dónde puedes apretar, hasta esta cantidad", asegura ella.
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La visita alteró a parte de los vecinos, que hasta ahora no habían recibido ninguna confirmación por parte de la compañía. Aún así, el siguiente fin de semana, la calle se abarrotó con más de 1.000 personas concentradas en apoyo a los inquilinos durante unos conciertos de la mano de conocidos artistas, que actuaron desde los balcones de las viviendas de Tribulete,7.
Activistas y vecinos tienen claro que Elix busca allanar el camino de su expulsión. Este martes se celebra la junta de accionistas de la compañía en la que se aprobará la ampliación de capital para la compra de este bloque y varios más en Madrid. El negocio es sencillo y conocido: reformas integrales, expulsión de los inquilinos y oferta de alquileres a precios muy superiores a los actuales.
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Protesta en la junta de accionistas de Elix
Esto significa "propiciar cientos de desahucios de inquilinas a cambio de beneficios millonarios para unos pocos empresarios", denuncia el Sindicato de Inquilinas de Madrid, que se han concentrado junto a los posibles afectado la tarde de este martes en la sede de la compañía, en la calle Serrano de Madrid. El objetivo es concentrarse en la entrada de la junta para "señalar a los culpables y exigir una negociación colectiva para todas las inquilinas" que evite los desalojos.
"Desde que recibieron el burofax de no renovación de contrato, las vecinas de Salvia 1, Boldano 5 y Tribulete 7 se han organizado a través del Sindicato de Inquilinas de Madrid para dejar claro que no se irán de sus viviendas. Se han sumado a la campaña #NosQuedamos, que consiste en resistir en sus casas y exigir una negociación colectiva, con soluciones dignas para todas", explica el Sindicato.