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El éxito del plan piloto británico, clave para la implantación de la semana laboral de cuatro días en España y en Europa

España, por iniciativa de Más País, tiene previsto poner en marcha un ensayo similar al de Reino Unido.

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Un trabajador en una fábrica de cargadores para coches. — Quique García / EFE

MADRID,

El proyecto piloto británico para implementar la reducción de la semana laboral iniciado el pasado mes de junio ya ha dado sus primeros frutos y ha resultado ser verdaderamente esperanzador. Tanto es así que el 88% de las empresas que han formado parte del plan experimental de 4 Day Week Global ha asegurado que está funcionando bien, mientras el 86% ha señalado que mantendrá los nuevos horarios cuando finalice el período de prueba.

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Unos datos muy importantes para el modelo industrial español. Pues actualmente el Gobierno de coalición, bajo la iniciativa de Más País, está muy cerca de implementar un ensayo muy similar. El éxito de la prueba diseñada en Reino Unido podría marcar la hoja de ruta en el resto de mercados laborales europeos.

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Hasta hace relativamente poco, cualquier debate sobre la jornada de trabajo parecía claramente superado y la semana laboral de 40 horas, una de las grandes conquistas de la clase trabajadora del siglo XX en España, resultaba aparentemente incuestionable. Sin embargo, la irrupción de movimientos sociales como el ecologismo y el feminismo la han vuelto a situar en el centro del debate político, señalando la incompatibilidad de la hiperproductividad con la vida.

Perjuicios de la sobrecarga de trabajo

Para los primeros, en un sentido literal. Más allá de lo efectos nocivos de sobra conocidos por la contaminación y la huella ecológica, diferentes estudios han evidenciado los perjuicios patológicos de la sobrecarga de trabajo. Enfermedades inflamatorias tales como la gastroenteritis, la amigdalitis o el colon irritable son en muchas ocasiones consecuencia del estrés acumulado y la falta de descanso. La precariedad tampoco ayuda y, entre tanto, la salud mental se ve cada vez más afectada.

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Las feministas, por su parte, siempre han cuestionado la preponderancia del trabajo productivo en la sociedad poniendo en el centro la importancia de los cuidados. En este sentido, la plataforma destaca la reducción del coste del cuidado de los niños y los traslados. Los primeros resultados del ensayo estiman que cada trabajador con hijos a su cargo ahorraría una media de 3.700 euros al año. Esto implica que una semana laboral de cuatro días sin reducción salarial podría contribuir a aliviar considerablemente los bolsillos de las familias, en un contexto en el que la crisis derivada de la invasión rusa en Ucrania ha disparado la inflación asfixiando la economía de muchos hogares.

También se pone de relieve su influencia en la igualdad de género, pues supone un reparto más equitativo del trabajo remunerado y no remunerado, atribuido tradicionalmente a las mujeres.

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Al inicio del proyecto, que ha llegado a aglutinar hasta 60 empresas y más de 3.000 trabajadores, se expusieron toda una serie de beneficios económicos cualitativos y cuantitativos a los que da lugar la reducción de jornada, de los cuales muchos han podido ser constatados. En concreto, casi la mitad de las empresas (un 49%) destaca la mejora del rendimiento y la productividad cuatro meses después de haber puesto en marcha la semana laboral de 32 horas (o de 35 repartidas en cuatro días) y hasta el 46% asegura haberse mantenido estable. Lo que quiere decir que el 95% rindió igual o mejor.

El plan piloto, en el que también colaboran el think tank Autonomy, el Boston College, la Universidad de Cambridge y la Universidad de Oxford, estima, asimismo, que las entidades tienen mejor capacidad para detectar y retener el talento puesto que la reducción de la semana laboral permite a las organizaciones "atraer y retener empleados que están más felices, menos estresados y se toman menos días de baja".

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Un posible referente para España

La fórmula 100%-80%-100%, esto es, 100% de sueldo, con el 80% del tiempo de trabajo y manteniendo el 100% de la efectividad se ha ido extendiendo por todo el mundo. Estados Unidos, Canadá, Austria, Nueva Zelanda e incluso Irlanda, en Europa, han lanzado diferentes proyectos piloto aplicando la reducción de jornada encabezados por la organización 4 Day Week Global.

En España, la principal iniciativa en este campo la lidera, a nivel nacional, el proyecto que Mas País negoció con el Gobierno de coalición en el marco de los presupuestos generales del pasado año. El programa, a cargo del Ministerio de Industria, destinará 50 millones de euros para ayudar a las empresas que quieran intentar este calendario. En estos momentos, la oferta ya está publicada en el Boletín Oficial del Estado y previsiblemente se iniciará antes de que acabe el año. A nivel autonómico, quien lleva la voz cantante en este asunto es Compromís en el País Valencià, cuya capital acogió la cumbre internacional sobre la semana aboral de cuatro días este verano.

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Héctor Tejero, diputado de Más Madrid en la Asamblea y responsable político de Más País en el Congreso de los Diputados, ha afirmado a Público que los datos registrados tras la reducción de la jornada laboral en Reino Unido son "alentadores". "Lo que reflejan los resultados es que si las empresas lo pueden hacer con sus propios recursos en las islas británicas, aquí en España con ayudas directas puede ir todavía mejor", ha asegurado.

El político ha puesto de relieve la importancia de una mayor flexibilidad laboral en un momento en el que los avances tecnológicos están reduciendo el número de empleados en algunos sectores: "Sin ser una bala mágica, puede ayudar entre otras muchas cosas a solucionar, por ejemplo, el impacto de la digitalización".

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En el grupo parlamentario de Unidas Podemos también ha sido bien recibida la noticia del éxito del proyecto. "La semana laboral de 32 horas lleva en nuestro programa electoral desde 2016", recuerda. Aina Vidal, portavoz de En Comú Podem, argumenta que ensayos como este suponen un "aliciente".

"Es un primer paso importante. Ha abierto un debate que seguirá en la opinión pública y nos dará la oportunidad desde el gobierno para ampliarlo en el futuro inmediato", detalla. "De momento, la batalla está en demostrar que no solo es deseable sino también realizable y realista", termina.

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¿Cuáles son las principales dificultades?

No todas las organizaciones que han intentado llevar a cabo esta iniciativa lograron llegar hasta el final. Aproximadamente uno de cada cinco ejecutivos decidió abandonar durante la planificación del proyecto. Joe O'Connor, director ejecutivo de 4 Day Week Global y uno de los diseñadores de la iniciativa, ha explicado que la principal razón es que "muchos no terminan de creer que no decaigan los beneficios".

Se trata, a menudo, de empresas muy pequeñas y en campos que requieren cubrir una gran cantidad de turnos. También resulta más difícil entre empresas donde los líderes desconfían de sus empleados o allí donde tienen lugar cambios financieros inminentes. Los participantes de la prueba abarcan sectores como educación, medios, hostelería y sanidad, e incluyen empresas de gran prestigio como Charity Bank, Everledger o Royal Society of Biology. Por esta razón, la tendencia que se viene observando de manera más habitual conlleva una reducción salarial asociada al menor número de horas trabajadas: desde el proyecto piloto de Telefónica y Desigual al intento en Bélgica.

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Respecto a esto, Vidal explica que "es importante ver la segmentación sectorial de ese trabajo y también las particularidades de cada territorio", pues "no todos los proyectos son extrapolables a otras realidades". En todo caso, continúa, "iniciativas acordadas que favorezcan la conciliación sin afectar al poder adquisitivo de las personas trabajadoras son saludadas y defendidas por nuestro espacio político".

En la misma línea, O'Connor destaca la predisposición de muchas empresas para implicarse en el proyecto y los innegables avances que vienen acaeciendo durante los últimos tiempos.

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Cuánto falta para que los ciudadanos vean materializado este nuevo paradigma que sitúa el derecho a vida, al ocio y al tiempo libre de calidad en el centro es todavía una incógnita. No obstante, el impulso de este tipo de proyectos en combinación con otras políticas públicas de conciliación familiar, como el plan corresponsables, o el ensayo que se está preparando sobre la renta básica en la ciudad de Barcelona ponen de manifiesto que en un futuro el orden de las prioridades previsiblemente cambiará.

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