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España aspira a ser la potencia europea del hidrógeno verde con el MidCat como piedra angular

La apuesta del Gobierno por el CNH2 es imprescindible para entender la postura de España con el MidCat, cuya construcción estaría condicionada a su adaptación para el transporte de hidrógeno renovable. Esta idea genera algunas dudas y debates entre los expertos en energías renovables.

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La ministra para la Transición Ecológica de España, Teresa Ribera, junto a sus homólogos europeos en una reunión de emergencia por la crisis energética europea el viernes 9 de septiembre. — Yves Herman / REUTERS

madrid,

El gasoducto MidCat, que se proyecta para conectar la península ibérica con Francia, se ha convertido en un tema de discordia en Europa. La crisis energética derivada de la guerra en Ucrania ha puesto todo patas arriba y la construcción de esta infraestructura lleva meses en el tintero. Este mismo viernes, tras el rechazo público de Emmanuel Macron a los tubos gasistas, Teresa Ribera ha anunciado que plantearía el debate en la reunión extraordinaria de ministros europeos de Energía. Sin embargo, las posiciones están recrudecidas. Francia, que tiene un sistema muy volcado hacia las nucleares, se niega a mover dinero hacia nuevas obras gasistas que, además, tardarían años en poder funcionar. Frente a ello, Alemania, de los países más afectados por corte de suministro ruso, reclama ayuda para traer gas a sus fronteras desde el sur de Europa. En esta disputa, España ha escogido alinearse con los germanos, en parte por solidaridad –como ha recalcado en varias ocasiones Ribera–, pero también por la ambición de hacer del país la principal potencia de hidrógeno verde (CNH2) del continente.

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Al ser preguntada por la negativa de Francia y el rechazo de Europa a financiar el gasoducto, Teresa Ribera respondía este martes que la posición de España sobre el MidCat está condicionada al hidrógeno verde y llamaba al debate interno en la UE para conseguir fondos públicos para el despliegue de estas tuberías. España, en lo que va de legislatura, ha destinado más de 1.500 millones de euros a impulsar esta fuente de energía, ha creado un centro nacional dedicado a la investigación del CNH2 y ha impulsado un PERTE con el que espera movilizar hasta 2.800 millones de capital privado destinado a esta fuente de energía. En ese contexto, construir una conexión con Europa sería un paso más para situarse a la vanguardia de la transición energética.

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Hay todavía, sin embargo, algunas dudas a cerca de la potencialidad del hidrógeno verde como motor de cambio energético en Europa. La primera de ellas tiene que ver con la compatibilidad de las infraestructuras de transporte, los clásicos gasoductos. Actualmente, las tuberías que conectan los suministros europeos –y las peninsulares– están adaptadas para introducir un entre un 5% y un 10% de hidrógeno; el resto sería gas. Es mezcla, conocida como blending, está en fase de desarrollo para conseguir elevar el porcentaje de hidrógeno que se vierte a la red. 

Ismael Morales, portavoz de la Fundación Renovables, pone en duda la necesidad de apostar infraestructura para transportar hidrógeno verde, precisamente por la dificultad de transportar hidrógeno renovable al 100% y sin mezcla con gas. "A día de hoy es muy complicado disponer de tecnología que haga aumentar la cuota", explica. "Se tendría que mezclar con gas, lo que supondría mantener la dependencia de gas, esta vez del argelino", agrega. A su juicio, la rentabilidad de esta fuente de energía también juega en contra del plan de España de convertirse en vendedor de hidrógeno al resto de países europeos, pues para generarlo se requiere de un proceso, la electrólisis, que requiere de una descarga eléctrica de fuente renovable. Es decir, producir electricidad limpia no para verterla a la red, sino para producir otra fuente de energía alternativa.

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Miguel Ángel Fernández, gerente del Centro Nacional de Hidrógeno, reconoce que actualmente la capacidad de los gasoductos admite una mezcla de tan sólo el 5%, pero sí ve en el MidCat una oportunidad para impulsar esta nueva fuente de energía. "Ya de por sí, ese 5% es muy interesante. En España, además, tenemos mucho excedente de producción renovable para poder fabricar hidrógeno. La discusión está en cómo elevar ese porcentaje, en algunos países se habla ya de impulsar materiales para alcanzar el 20% remodelando la infraestructura existente. Si se construyese una tubería nueva se podría plantear el 100%", valora.

Se abre ahí otra incógnita sobre cómo compatibilizar una nueva infraestructura destinada únicamente al CNH2 con las interconexiones europeas. Para Fernández, hay alternativas que podrían pasar por que, una vez en Francia, el hidrógeno verde sea mezclado con biogás o con otras fuentes gasistas para ser reaprovechado. El experto reconoce que no es un asunto donde existan verdades absolutas, pero advierte de que la actual coyuntura energética ha transformado el panorama y ha acelerado el interés de los mercados por esta fuente de energía que cada día es más rentable.

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MidCat vs interconexiones eléctricas

En el debate europeo, Macron ya ha dejado clara su visión. El camino no es una nueva cañería de gas a través de los Pirineos, sino apostar por un incremento de la interconexión eléctrica con la península ibérica, que actualmente es del 2%. El dirigente galo y la propia Unión Europea ponen el objetivo en llegar al 15%. Para Morales, este planteamiento es más acertado, es decir, generar energía renovable y venderla a Francia y al resto de países del continente.

El gerente del Centro Nacional de Hidrógeno admite la necesidad de elevar esas conexiones, pero detalla lo que a su juicio son algunas lagunas que tiene que ver con las necesidades propias del invierno. "Electrificar limita usos. La vía de transportar electricidad renovable debe estar presente, pero es importante entender que para las cuestiones de calefacción no vale, es una solución parcial", opina. 

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El portavoz de la Fundación Renovables señala que esa electrificación no es incompatible con el impulso del hidrógeno verde. "La clave es que se produzca lo más cerca que se va a consumir. Es decir, que nosotros llevemos electricidad renovable a Europa para que cada país produzca en sus propias plantas su hidrógeno cerca de sus industrias, que es donde va a hacer falta. Creo que sería mucho más rentable que apostar por infraestructuras de gas que son muy caras", sostiene.

En España, de hecho, el CNH2 se está produciendo en zonas cercanas a las industrias donde más uso se dan, como la planta de Puertollano de Iberdrola, que nutre buena parte de la producción industrial de amoniaco por parte de Fertiberia. Esa alternativa, la de plantas cercanas a centros de producción, es una alternativa que se empieza a dibujar en Europa y que en España ya está comenzando a coger fuerza. "Ahora, con la cuestión del precio del gas, el hidrógeno ha ganado un protagonismo de primera fila. La idea a corto plazo era ir implementándolo en pequeñas aplicaciones, pero hay un sector muy grande, como el de los productores de fertilizantes, que valoran la seguridad de suministro y que se van a poder adaptar al hidrógeno verde. El precio va a reducirse poco a poco y va a ser cada vez más interesante", asegura el gerente del Centro Nacional. 

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El potencial del hidrógeno verde como herramienta para la transición energética es incuestionable. La cuestión y el debate en el seno de Europa, sin embargo, gira en torno a cómo articular su transporte: ¿Una nueva red de hidroductos con el MidCat como cambio de paradigma? ¿O pequeñas plantas de producción en Europa y un incremento de las interconexiones eléctricas?

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