Los inversores están demostrando que no les gusta nada el estancamiento de las negociaciones entre el Gobierno griego y sus acreedores. De paso, el poder financiero está demostrando que no le gusta nada Syriza. Y la mejor prueba de ello es que las Bolsas europeas están sufriendo fuertes caídas desde el mismo instante de su apertura.

En el caso de España, el Ibex-35 se dejaba 526 puntos a los doce minutos de su apertura y ha mantenido esa situación casi toda la mañana: a media sesión seguía bajando con fuerza aunque por debajo de los mínimos iniciales. 

Aunque el comisario de Asuntos Económicos y Financieros de la UE, Pierre Moscovici, cree que todavía existe margen de negociación con Grecia, y el ministro español de Economía, Luis de Guindos, ha indicado que el país seguirá en la zona del euro, lo cierto es que los mercados se han tomado muy mal la limitación a la salida de capitales, el corralito.

A las 12:15 horas —la media sesión— el Ibex-35 cedía un 3,84% a 10.935 puntos tras marcar un mínimo inicial de 10.816 puntos —cerca de un 5%—, mientras que el índice paneuropeo FTSEurofirst bajaba un 2,2%.

Además de España, en las principales plazas europeas, la situación en Grecia ha llevado también a fuertes caídas: algo más de una hora después del inicio de la sesión, Milán caía un 4,15%, un 4,04% París, el 3,87% Fráncfort y el 2,08% Londres.

En Madrid, las nuevas turbulencias en la zona euro afectan especialmente a la banca, con Santander retrocediendo un 5,4% al tiempo que Sabadell y Popular bajaban un 4,9% y un 6,3%, respectivamente.

El poder financiero está demostrando que no le gusta nada Syriza

También en Asia los mercados cerraban la sesión con fuertes pérdidas, que alcanzaban el 2,88% en Tokio, su mayor caída del año, el 3,34% en Shanghai, y el 5,7% en Shenzen.

En cuanto al mercado de deuda, la prima de riesgo española se disparaba hasta un máximo los 161 puntos básicos, con el interés en el 2,317%, frente a los 119 puntos en los que cerró el pasado viernes, cuando el interés se situaba en el 2,115%. A lo largo de la mañana el diferencial con la deuda alemana ha oscilado entre los 140 y los 160 puntos básicos.

La situación es inédita en la Unión Europea y ha provocado un enorme nerviosismo entre los inversores, también en el mercado de renta variable.  Además de la banca, el pánico era visible en la cotización de otros valores: había mucho papel en la constructora OHL tras publicarse nuevas grabaciones polémicas sobre su filial mexicana. En Madrid, las acciones de OHL bajaban un 5,85%, un descenso casi igualado por Sacyr (-5,7%).

Otros pesos pesados del Ibex como Telefónica, Inditex, Repsol y e Iberdrola bajaban en torno a un 3,5%, más en línea con el selectivo bursátil español.

Valga como ejemplo de ese pánico que minutos después del arranque de la sesión aún permanecía inhibida la cotización de una quincena de valores, como Popular, Sabadell o Sacyr.

Además, tanto el euro como el barril de petróleo Brent comenzaban la sesión a la baja en sus respectivos mercados, ya que la moneda única europea se cambiaba a 1,1025 dólares, y el crudo de referencia en Europa cotizaba en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres a 62,39 dólares, un 1,37% menos que al cierre del viernes.

Los bancos griegos estarán cerrados y el mercado de valores de Atenas no abrirá en toda la semana. Habrá un límite de 60 euros todos los días para las retiradas de efectivo de cajeros automáticos, que reabrirán el martes 6 de julio.

"El riesgo de un Grexit (de la zona euro) está aumentando y la incertidumbre aumenta a medida que nos adentramos en el territorio desconocido del impago de deudas, los controles de depósitos y el pago con pagarés (conocidos por la denominación IOU en inglés)", dijo Goldman Sachs en una nota el domingo.

Los analistas concluyen que los mercados sopesan los distintos escenarios del drama griego después de que Atenas convocara un referéndum para consultar a la población si acepta las propuestas de ajuste de la Unión Europea.