MADRID- El precio medio de gasolina se ha encarecido esta semana un 0,35% y el del gasóleo un 1,65% para marcar nuevos máximos anuales, según datos recogidos a partir del Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE).

En concreto, el precio medio del litro de gasolina se sitúa en 1,152 euros en los surtidores esta semana, después de haber registrado una subida por segunda semana consecutiva.

Estos precios actuales de la gasolina son un 1,76%, más caros que los marcados a inicios de este año y coinciden con el repunte que ha experimentado el precio del crudo en las últimas semanas.

El barril de Brent, de referencia en Europa, cotiza actualmente por encima de los 47 dólares, mientras que el Texas 'sweet light' americano se intercambia a 44,05 dólares.

En cuanto al gasóleo, consumido por más del 70% del parque automovilístico, se ha encarecido esta semana hasta los 0,986 euros el litro, y se sitúa un 2,5% por encima de los niveles de inicio del año.

Con los actuales precios, el llenado de un depósito medio de 55 litros de gasóleo tiene un coste de 54,23 euros, mientras que en el caso de la gasolina asciende a 63,36 euros.

El tercer país de la UE con la gasolina más cara

Según el reciente informe mensual de supervisión de la distribución de carburantes en estaciones de servicio elaborado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), España se convirtió en marzo en el tercer país de la UE con los precios antes de impuestos de la gasolina más elevados, después de haber escalado dos posiciones en la clasificación.

En el informe también se aprecia que España ha subido cuatro posiciones en la clasificación comunitaria de países con el gasóleo más caro y se ha situado en el quinto puesto.

Precios en la UE

Los carburantes cuestan en España menos que la media de la UE y la zona euro, donde el precio de venta al público del litro de gasolina se sitúa en 1,301 euros y en 1,323 euros, respectivamente. Por su parte, el litro de gasóleo cuesta 1,102 euros de media en la UE y 1,078 euros en la eurozona.

El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los nuevos gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal.