El BCE pide que la UE tenga más competencias para combatir el lavado de dinero
Guidos pide a los ministos del Ecofin "un nivel más alto de armonización de las normas aplicables en forma de regulación", ante los casos aparecidos en Estonia, Dinamarca, Países Bajos, Luxemburgo, Malta y Letonia.
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LUXEMBURGO, Actualizado:
La Unión Europea necesita reglas más claras contra el lavado de dinero que se apliquen por igual a todos los países de la UE, dijo el martes el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, aunque varios gobiernos, incluido el alemán, instaron a la prudencia.
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El bloque de 28 naciones está lidiando con una serie de casos de alto perfil de lavado de dinero en bancos de varios estados miembros, incluidos Estonia, Dinamarca, Países Bajos, Luxemburgo, Malta y Letonia.
"Se debe considerar un nivel más alto de armonización de las normas aplicables en forma de regulación", dijo el español De Guindos a los ministros de finanzas de la UE durante un debate público en Luxemburgo.
Una normativa de la UE es directamente aplicable en todos los países de la UE, pero las normas de la UE contra el blanqueo de dinero se definen actualmente en directivas que otorgan a los gobiernos un amplio margen de maniobra en su aplicación. Esto ha dado lugar a diferentes niveles de aplicación y lagunas en el marco de la UE.
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Sin embargo, los gobiernos de la UE se han mostrado reacios a regalar competencias nacionales de vigilancia a los bancos y luchar contra la delincuencia.
Muchos de ellos confirmaron el martes su escepticismo con respecto al llamamiento de De Guindos y al plan de la Comisión Europea de reforzar levemente la supervisión común contra el lavado de dinero.
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Alemania, el país más grande del bloque, pidió más tiempo para cambiar el marco actual.
En respuesta a la propuesta de De Guindos sobre la transformación de directivas en una regulación, Jörg Kukies, secretario de Estado de Alemania en el Ministerio de Finanzas, dijo: "Creemos que esto no es fácil de hacer en el corto plazo, pero estaríamos dispuestos a discutirlo".
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Países Bajos, Luxemburgo, Estonia y Finlandia dijeron que se necesitaba más tiempo para decidir qué cambios serían necesarios, lo que confirma su escepticismo a puerta cerrada.
Hungría se opuso a cualquier propuesta que redujera los poderes nacionales.