El BCE no se plantea un rescate de los bonos franceses
La prima de riesgo gala escala hasta su nivel más alto desde la crisis de la deuda de 2011 por el temor en los mercados a un eventual Gobierno de ultraderecha euroescéptico tras las elecciones adelantadas del próximo julio.
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FRÁNCFORT,
Los responsables de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) no tienen previsto discutir la compra urgente de bonos franceses y siguen pensando que corresponde a los políticos franceses tranquilizar a los inversores asustados por la perspectiva de un Gobierno de extrema derecha, según dijeron cinco fuentes a Reuters.
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Los mercados financieros franceses sufrieron una brutal liquidación a finales de la semana pasada, cuando los inversores recortaron sus posiciones ante unas elecciones anticipadas que podrían dar la mayoría a la extrema derecha, lo que llevó a algunos analistas a especular con una intervención del BCE.
Pero cinco responsables de la política monetaria del BCE, que hablaron bajo condición de anonimato dada la delicadeza de la situación, dijeron que no habían discutido la activación de un plan de compra de bonos de emergencia para apoyar la deuda francesa, ni tienen previsto hacerlo actualmente.
Las fuentes expresaron diversos grados de preocupación por la magnitud de la venta de deuda pública francesa, cuya prima de riesgo frente a los títulos alemanes más seguros ha aumentado al máximo desde la crisis de deuda de la zona del euro de 2011.
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Pero, en general, coincidieron en que corresponde a los políticos franceses convencer a los inversores de que aplicarán una política económica sensata. Dos fuentes incluso sugirieron que el BCE no debería intervenir antes de que se forme un nuevo Gobierno francés y se anuncien los planes fiscales.
Un portavoz del BCE no quiso hacer comentarios.
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El Instrumento para la Protección de la Transmisión (TPI, por sus siglas en inglés) del BCE le permite comprar cantidades ilimitadas de bonos de un país que se encuentre bajo la presión del mercado, pero sólo mientras cumpla unos parámetros que incluyen las normas fiscales de la Unión Europea.
Sin embargo, a algunos gobernadores les inquieta la idea de que se esté gestando una agitación financiera en Francia, que hasta hace poco se consideraba el segundo pilar de estabilidad de la zona euro después de Alemania, pero que ahora tiene sus propios problemas fiscales.
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El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, ha advertido de que la segunda economía de la eurozona corre el riesgo de sufrir una crisis financiera si la extrema derecha gana las elecciones del 30 de junio y el 7 de julio.
La euroescéptica Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, que lidera los sondeos de opinión, propone un recorte de la edad de jubilación estatal, reducciones de los precios de la energía, un aumento del gasto público y una política económica proteccionista de "Francia primero".
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El precedente de Meloni
Algunos gobernantes comparan la situación de Francia con la de Italia en el verano de 2022, cuando la coalición de centro-derecha de Giorgia Meloni parecía a punto de ganar las elecciones generales.
Tras su victoria electoral, Meloni moderó su tono hacia las instituciones europeas y los gobernadores del BCE esperaban que Le Pen y su partido hicieran lo mismo.
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Tanto Italia como Francia registran un déficit superior al permitido por las normas de la UE, lo que significa que se verán obligadas a ajustar sus cuentas mediante el denominado "procedimiento de déficit excesivo" de la Unión Europea.
La presidenta del BCE, la francesa Christine Lagarde, pareció restar importancia a esa norma a principios de año, afirmando que era sólo "una condición alternativa" para determinar la elegibilidad de la TPI.
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Preguntada el viernes sobre la idea de utilizar la TPI para Francia, Lagarde se limitó a decir que era "el deber del Banco Central Europeo (...) mantener la inflación bajo control y de vuelta al objetivo".
Los inversores exigían una prima de 80 puntos básicos por prestar a Francia, con calificación AA, frente a Alemania, con triple A, a 10 años, al cierre del mercado el viernes. El diferencial entre Italia y Alemania, con calificación BBB, que también se ha ampliado en los últimos días, se situaba el viernes en 157 puntos básicos, muy lejos de los 250 puntos alcanzados en 2022.