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Àlvarez: “La postura de UGT sobre el derecho a decidir no cambiará si soy secretario general”

Tras 26 años al frente de UGT Catalunya, este veterano sindicalista cuenta con el apoyo de las dos federaciones más grandes para tomar las riendas del sindicato. Aboga por más participación de la base, más transparencia y más acción sindical.

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Josep Maria Àlvarez, secretario general de UGT Catalunya y candidato a la Secretaría General de UGT. -JAIRO VARGAS

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@JairoExtre

MADRID.- Después de 26 años al frente de la unión catalana de UGT, Josep Maria Pepe Àlvarez (Belmonte de Miranda, Asturias, 1956) se ha colocado el primero en las quinielas para ser el sustituto de Cándido Méndez al frente de la Secretaría General. Tiene el apoyo de las dos federaciones más grandes, MCA y FSP, lo que le da un colchón sobre el que aún no quiere tumbarse. "Todavía tienen que votar 601 delegados", recuerda. Partidario del derecho a decidir en Catalunya y de consultar cualquier acuerdo de peso a los delegados, el candidato destaca que un "rió de porquería salpicó al sindicato", pero puntualiza "nunca estuvimos dentro del río".

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¿En qué situación se encuentra la UGT?

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Está a la expectativa, viendo qué pasa en el Congreso, con mucha ilusión y esperanza de que represente un punto y aparte, pero también de partida.

¿Qué quiere aportar al sindicato?

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Queremos aprovechar un momento de debilidad para convertirlo en fortaleza. Que se trasforme definitivamente en una organización con tres federaciones pero siendo capaces de generar sectores potentes que puedan servir de paraguas para los derechos de los trabajadores. Es una organización que, con los años, tiene más cabezas por arriba de las que debería tener y hay que adelgazarla. Hay que hacer un plan de viabilidad, sobre todo en el ámbito territorial. Este Congreso que tiene que servir para relanzar la acción sindical porque la gente quiere que se hable de sus problemas y no de nosotros mismos.

¿Cómo valora la larga etapa de Cándido Méndez?

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Hago un balance positivo. Ha tenido momentos mejores y peores, pero con el paso del tiempo el sindicato verá lo que ha pasado y lo irá valorando de forma positiva. Él ha dicho que puede que le hayan sobrado algunos años, pero pese a todo, lo veo positivo.

El de la corrupción o escándalos en algunas uniones es uno de los grandes problemas que se perciben ¿Qué tiene en mente para hacerle frente?

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Yo no calificaría todo como corrupción. El sindicato no estaba preparado para convivir en una situación así. El país se convirtió en un río de porquería y en algún momento nos ha salpicado. De ahí a pensar que hemos estado en el río hay una diferencia considerable. Veremos qué ha ocurrido en Andalucía y creo que desde el punto de vista jurídico iremos teniendo satisfacciones.

Tenemos que explicar a los ciudadanos que vamos a hacer la administración y la gestión trasparentes. Debemos dar visualización a los acuerdos que el sindicato establezca con las administraciones para saber en qué convenimos, por qué y por cuánto dinero. Pero también quedarán siempre cosas de carácter personal. Podemos mejorar con un código de incompatibilidades de los dirigentes del sindicato. Pero siempre habrá alguno que descubriremos que se acogió a la amnistía fiscal y que aparece con un millón y medio de euros. Podría decir que lo vamos a corregir al 100% pero no es fácil en una organización con tanta gente trabajando.

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¿Se ha sido lo suficientemente contundente con estos casos?

Sí. Con Villa en Asturias, ya no estaba en la dirección. En Andalucía se ha renovado la dirección del sindicato y con las ‘tarjetas black’ también se ha hecho. Lo que ocurre es que se ha resaltado más la parte negativa que las decisiones que tomó el sindicato. Eso no quita para tomar medidas que lo eviten en el futuro.

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Cuando habla de que las bases tengan más peso en las decisiones, ¿a qué se refiere exactamente?

En el siglo XXI, con las nuevas tecnologías, es muy fácil convocar una consulta con los delegados, los que negociamos para todos los trabajadores. Me parece razonable que haya debate interno y una votación para determinados acuerdos. Se puede hacer en red o presencial. La decisión formal la tomará el Comité Confederal, pero creo que es bueno implicar a las bases en estas decisiones, no sólo por ser más democrático, sino porque eso nos va a obligar a contar con ellos durante el proceso de negociación. Esta es una de las cuestiones fundamentales. Tampoco hago nada nuevo, es algo que ido practicando a lo largo de mi vida.

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¿Vería bien que se hicieran primarias para elegir al secretario general?

No me parece mal pero, en principio, los sindicatos no son partidos políticos. El candidato del sindicato no se presenta a las elecciones. En muchas empresas se hacen primarias para elegir a los delegados. En la vida política, las primarias tienen que ver con el carácter electoral, nosotros somos una organización de organizaciones. Tenemos que hacer un debate sobre cómo encaramos los congresos, pero sin predeterminar que una moda política tenga que trasladarse a una organización sindical y a unos dirigentes que luego no se votan en elecciones.

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Su postura favorable al derecho a decidir en Catalunya está marcando la víspera del Congreso. Ser partidario de un referéndum no sigue la línea marcada por la UGT confederal ¿Va a repercutir esto en el Congreso?

No hemos tenido gran desencuentro con la dirección confederal. Las declaraciones que hizo Méndez sobre la postura de UGT Catalunya me parecieron coherentes y razonables desde el punto de vista de la Confederación. Hasta donde yo sé, en este Congreso no hay enmiendas ni propuestas de debate en relación con ese tema. Lamento que, a falta de otros argumentos, este tema irrumpa dos días antes del Congreso. Me gustaría más hablar de otros aspectos como las políticas que vamos a poner en marcha desde el sindicato.

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Si es elegido secretario general, como apuntan todas las quinielas, ¿cambiará la línea del sindicato sobre el derecho a decidir?

En absoluto. En este tema UGT tiene que mantener una posición de demanda de diálogo y acuerdo y de preservar derechos universales comunes para todos los trabajadores. Esa es mi postura y no veo diferencia en relación con lo que se ha hecho ahora.

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¿Cree que Pedro Sánchez va por el buen camino al acercarse a Ciudadanos más que a la izquierda? ¿Le convencen sus propuestas en materia laboral?

Creo que tenemos que mantener la exigencia de derogar las dos reformas laborales. Sólo así habría un equilibro necesario para empezar a negociar con la patronal y un nuevo Estatuto de los Trabajadores. Creo que esa es la base que debería contar con una mayoría en el Parlamento. Si no cuenta, es evidente que las reformas que mejoren la situación actual serán positivas, pero para mí, claramente insuficientes. Hay elementos que no se abordan, como restituir la autorización previa por parte de las administraciones para los EREs, algo imprescindible.

Usted planteó la fusión orgánica de UGT y CCOO en Catalunya. ¿Sigue opinando lo mismo? ¿Lo impulsaría si es secretario general?

Hice esas declaraciones cuando era secretario general de UGT Catalunya a las puertas del último Congreso. Uno piensa lo que piensa, pero en estos momentos no estoy en condiciones de decir que será uno de los elementos que marcarán mi posible gestión. Quiero fortalecer la unidad de acción. Igual dentro de un tiempo te puedo contestar esta pregunta con algún elemento más porque esta cuestión es más fácil si la podemos desarrollar de forma conjunta los dos sindicatos, en vez de plantearla de forma unilateral.

¿Cree que los sindicatos han hecho lo suficiente para frenar la pérdida de derechos de la última legislatura?

Tenemos alrededor de 300 personas en los juzgados esperando que un juez determine sus responsabilidades por participar en huelgas y movilizaciones. Ese es el balance. La UGT es la dirección Confederal pero también es el comité de un centro de trabajo. Por otro lado, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, se reunió con los sindicatos mayoritarios en Barcelona hace cuatro años y nos explicó que en Grecia hubo una campaña brutal contra los sindicatos de clase. El resultado es que consiguieron destruir el instrumento de los trabajadores para poder defenderse de la misma forma que ha pasado en España.
Es cierto que ha habido un momento en el que hemos estado noqueados. No es fácil cuestionarlo todo. Pero lo que hemos hecho no es poco. Ahora tenemos que retomar la iniciativa sin pensar en que ningún partido nos va a solucionar los problemas. Tenemos que ser capaces de que nuestras propuestas las hagan suyas los trabajadores, la sociedad

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