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Abengoa presenta al juez un acuerdo con el 60% de sus acreedores para evitar la suspensión de pagos

La compañía andaluza, que llega al final del plazo del preconcurso, quiere pedir algo más de tiempo para alcanzar un convenio definitivo que la salve de la mayor quiebra empresarial de la historia

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Torres de la planta solar Solucar de Abengoa, en la localidad sevillana de Sanlucar la Mayor. REUTERS/Marcelo del Pozo

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MADRID.- Abengoa apura las últimas horas para recabar apoyos a su plan de reestructuración, que prevé presentar este lunes al juzgado junto a la adhesión de los dueños del 60% de la deuda con el objetivo de empezar a trabajar en su salvamento y ganar algunas semanas para lograr el 75% que marca la ley. La compañía sevillana llega al final del plazo de cuatro meses que el artículo 5 bis de la ley concursal concede para conseguir un acuerdo con los acreedores antes de pasar a situación de concurso, que cumple este 28 de marzo.

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Unas negociaciones que aún no están cerradas, ya que la compañía presentará al juzgado su proyecto junto a la adhesión de los dueños de al menos el 60% de la deuda (entre ellos, banca y bonistas, que suman el 40%), por debajo del 75% que marca la ley. Estas adhesiones se enmarcan en un acuerdo de espera o standstill, por el que ambas partes renuncian a emprender acciones legales, una muestra de buena voluntad con la que la ingeniería sevillana espera conseguir un tiempo adicional para lograr la adhesión del 75% de la deuda.

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El plan de reestructuración prevé que se desprendeda de activos no estratégicos, como la división de biocarburantes de primera generación

Esta presentación en dos fases permitirá además poner inmediatamente en marcha el propio proyecto de reestructuración, algo imprescindible para aliviar la situación de liquidez, desbloquear las desinversiones y reactivar la política comercial.

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La compañía convertirá deuda en acciones y recibirá una inyección de capital de hasta 1.800 millones

Una de los escollos del proyecto era la gestión de la deuda, unos 9.000 millones de euros que tienen que quedarse en un tercio para que el grupo sea viable. El 70% de esta deuda se convertirá en acciones del grupo, para suponer el 35 % del accionariado. También será necesaria una inyección de capital de entre 1.500 y 1.800 millones, que concederá a los nuevos acreedores el 55% de la compañía, es decir, su control. Un grupo de fondos ya ha avanzado su compromiso con la suscripción de más de 1.000 millones con este fin.

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