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Veinte años curando al Atlético

Un gran desconocido para el gran público. Un hombre discreto, supernumerario del Opus (“no es bueno que Dios esté solo”) y padre de 12 hijos. Así es el doctor José María Villalón, el médico del Atlético desde 1995. Un milagro en un mundo tan impaciente

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El doctor Villalón, en el Vicente Calderón.

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MADRID.- En un fútbol como el español, invadido por la impaciencia, todavía existen personajes capaces de durar veinte años en un mismo club, de acudir puntual a esa cita en el banquillo del Atlético de Madrid como la de esta noche frente al Real Madrid (20.45 horas). Así es José María Villalón, el médico del Atlético desde 1995, el hombre al que Radomir Antic le ofreció entonces esa oportunidad, porque "me pareció una persona que transmitía sensación de familia". Veinte años después, Villalón continúa en el mismo lugar.

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“En realidad, es una personalidad única. Un hombre que aumenta los recursos del grupo, que sabe de Medicina y que es tan atlético como el que más”, explica Antic, el hombre que le dio la oportunidad en 1995 "desde la lógica de todo eso. Hoy, nos queda la amistad que se traspasa con algunos de sus -dice- hijos que, más que niños, ya son hombres". La diferencia es que en estos veinte años en los que Antic pasó por cientos de lugares, Villalón ha permanecido siempre en el Atlético en una profesión como la Medicina en la que tampoco es fácil. No tiene la exposición mediática del entrenador, pero tampoco se separa de la cuenta de resultados. “La alta competición conlleva presión”, acepta Villalón ante esas urgencias de recuperar cuanto antes a los jugadores que se lesionan. Sin embargo, él ha actuado siempre como un hombre discreto, alejado de las páginas de los periódicos en las que se reconoce como supernumerario del Opus Dei y en las que se adhiere a una frase que siempre está presente, incluida en noches como la de hoy. “No es bueno que Dios esté solo”, dice.

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“A mí no me parece anormal”

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