La última locura de Bielsa
Balance agridulce
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PARÍS.- Marsella amaneció hoy dividida entre la cólera de quienes se sienten traicionados por Marcelo Bielsa, el entrenador adulado que anoche, de forma abrupta, abandonó el Olympique, y aquellos obnubilados por el genio del técnico de Rosario al que buscaban excusas a la nueva locura del "loco".
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Bielsa compareció el pasado jueves ante la prensa por vez primera en la temporada y despejó las dudas que había sobre su continuidad. El entrenador, que había llegado un año antes a la segunda ciudad francesa, cobraba 19.000 euros al mes, el mínimo sindical para un entrenador, lo que le permitía romper en cualquier momento su contrato.
Balance agridulce
Bielsa deja en Marsella un balance agridulce. Su juego vistoso, la franqueza de sus planteamientos, su método particular devolvieron la ilusión a los aficionados, que le convirtieron en un ídolo. Los "Bielsa no se va" escritos en castellano inundaron la ciudad este verano cuando parecía que podía abandonar el club. Mucho más distante fue su relación con el club, que nunca pareció poner toda la confianza en el técnico de Rosario, permanentemente en tensión con sus dirigentes.
El técnico de Rosario también se marchó de forma repentina en 1998 del Espanyol, tras cinco meses en el club catalán
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Pero también por su abrupto adiós, una marca de la casa en el técnico de Rosario, que también se marchó de forma repentina en 1998 del Espanyol de Barcelona, tras cinco meses en el club catalán. El motivo fue entonces que le ofrecieron dirigir la albiceleste. "El sueño de mi vida", dijo el rosarino.