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Toquero se vuelve Tarzán

Hace los dos goles del Athletic para ganar al Valladolid. Osasuna-Getafe y Espanyol-Villarreal empatan a 0. El Xerez golea en casa del Málaga y el Mallorca gana fácil al Sporting

Hay gente con un sexto sentido frente a la portería. Toquero es uno de ellos. Tiene la estética del futbolista antiguo, sin quejas y sin pelo que peinar. También vale para trabajar en el muelle o de cara al público. En casi ninguna parte falla. Le asignaron el área y se convirtió en Tarzán. Lo hizo a un solo toque, la manera en la que se disimulan sus defectos, y el estadio se entregó a él.

Al final, los gritos de 'Toquero, Toquero' valieron tanto como los puntos. Fue el reconocimiento a este buen hombre, que para disparar no se esconde detrás de los matorrales. Así que los goleadores necesariamente no tienen por qué ser ingeniosos. También valen los voluntariosos, los que no desconfían de nada, ni siquiera de las piedras.

Toquero desniveló un partido que hasta entonces ordenaba el Valladolid. Su fútbol tenía un perfil aseado, casi verdadero. Pero apareció Toquero y se quedó sin plan. El shock fue tremendo y el último cuarto de hora de la primera parte significó una tortura. El Athletic se envalentonó. Jugó con la rapidez de los buenos tiempos, y aterrizó sin dificultad en el área de Justo Villar. Iraola corrió hasta la línea de fondo y Susaeta falló un gol sin portero. No pasó nada. Ahí estaba Toquero, infranqueable frente a la portería. Tuvo dos opciones y no falló ninguna. Gente así no se paga con dinero.

El Valladolid tiene buenos delanteros. Seguramente, Diego Costa y Bueno son mejores que Toquero. Sin embargo, anoche no tuvieron opción, porque el Valladolid no disimula su desánimo. No hay peor cosa, el fútbol no perdona a quienes van de mártires. Tuvo la segunda parte para contestar al destino. Pero lo hizo sin instinto, con disparos casi desde la periferia de Mendujanin, un remedio muy pobre cuando son once los que juegan. Así, desde luego, es muy difícil evitar el descenso./ ALFREDO VARONA

Excesivamente conformista, el Villarreal arañó un punto de Cornellà-El Prat, botín escaso teniendo en cuenta las circunstancias del partido. No le alcanzó el nervio al Espanyol, que jugó con un hombre menos durante la última fase de partido y topó con la mala fortuna. Superiores mientras hubo igualdad numérica, los blanquiazules se complican ahora la vida en la clasificación.Y no porque no lo intentaran. Hasta dos goles bajo palos llegó a salvar Godín. Primero a disparo de Luis García y luego de Verdú. El catalán fue el blanquiazul más incisivo. Está en forma y desde la derecha tiene un guante.

Tras el descanso, llegaría la tranquilidad, el objetivo de Garrido, no el de Pochettino. El argentino tiró del nervio de Marqués para seguir con la revolución, pero el aliento arriba ya no era tan fresco. Menos aún cuando Callejón fue expulsado por simular un penalti. Con superioridad, el Villarreal nunca buscó la victoria. Pareció que el empate ya le estaba bien. / IVAN JIMÉNEZ

Osasuna se empeñó en no ganar, y su falta de puntería le acabó dando la razón. Los ejemplos más claros de una tarde tonta fueron dos ocasiones en las que Aranda, en la primera mitad, y Camuñas, en la segunda, convirtieron un cara a cara con Ustari en un balón fácil para el portero.  El partido se convirtió por momentos en una sesión de entrenamiento en Tajonar, ciudad deportiva navarra, de esas en las que se ensayan tiros. Lo malo para los locales es que Ustari no tuvo que recoger ni uno de la red.

Míchel intentó darle frescura al partido moviendo el banquillo, pero no lo consiguió. Lo más que hizo el Getafe fue un disparo al poste de Albín, respondido con una acción similar por Monreal. Lanzados, los rojillos apretaron los dientes y el acelerador durante diez minutos frenéticos. Pero cuando el punto de mira está descentrado, no hay nada que hacer. / CARLOS MERINO

Dos penaltis, dos expulsados, remontada y cuatro goles. El Xerez celebró su primera victoria como visitante de la temporada con un menú completo ante el Málaga. Un partido poliédrico, con muchas caras. Toda una gozada para el espectador. A su estilo y con sus limitaciones, a Gorosito también le ha apetecido dar vida a su equipo con todo jugón que tiene en la plantilla. El Xerez apuesta por el buen fútbol para salir del pozo profundo. La tarea es casi imposible, pero la plantilla no decae en su esfuerzo. El colista no está muerto.

El talante pronto dio frutos en el marcador. El Málaga se animó con la bofetada. Duda y Caicedo dieron más revoluciones al partido hasta meter a los gaditanos en su portería. El portugués fue decisivo en la momentánea remontada. Sale a casi punto por centro o disparo. Pocos jugadores hay tan rentables como él.

Y más negro se puso aún para el Xerez con la expulsión exprés de Armenteros. Un codazo le mandó a la calle a los diez segundos de su salida al campo. Pero ni por esas se rindió. La sensación de que nada había que perder liberó de tal punto a los visitantes que algo más de 20 minutos después le dieron otra voltereta al marcador. Con Duda también expulsado, el Málaga se quedó huérfano y se entregó a las eléctricas llegadas de los extremos azulinos. / ALBERTO CABELLO

Dos fallos individuales, personificados en Juan Pablo y Matabuena, destaparon la esencia del Mallorca, mustia ayer, para sumar una victoria desnudada ante la falta de ritmo del choque. El tercer gol, sin salir de la historia mostrada, certificó la hecatombe de los asturianos sellando un desastre humillante por las formas y con un fondo de desidia superlativo.
Fue un partido tedioso, pesado, sin iniciativa, un duelo para no dejar rastro del mismo en los anales, ni siquiera de los locales pese a los goles. Los de Manzano se han acostumbrado a paladear caviar sobre la incertidumbre. Con poco aniquilan al rival, con un poco más, brillan. Ayer no quisieron dar luz, jugaron a oscuras, sin mecha que arder. Y el Sporting fue un cromo. Pasó por las manos de los baleares sin cambiar de actitud.

Ya desde el inicio, Preciado avisó a los locales de una visita plácida. Se mostraron los suyos aseados, con un traje tan lustroso que apenas quisieron ensuciar. Jugaron un partido contradictorio, estaban pero sin hacer ruido. Abrieron puertas, sumaron desgracias y dieron bienvenidas. Así pasaba, educadamente, el Mallorca cada vez que se asomaba por el área de Juan Pablo.  Tampoco insistió mucho, pese a tener las llaves. De forzar, el saco de goles de los astures no hubiera entrado en el avión de regreso. Tan patética fue su exposición que Aouate, por trabajo, no hubiera merecido la ducha. El balón fue justo.  / ÁNGEL GARCÍA

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