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Oliveira salva la cabeza de Víctor

Dos goles de Oliveira en los últimos cinco minutos posibilitaron el empate del Zaragoza ante el Espanyol.

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El partido comenzó bien para los propietarios del terreno, que en el minuto seis ya mandaban en el tanteador, pero la falta de concentración y el empuje del Espanyol hicieron el resto. 1-3 en apenas diez minutos desde que marcara Milito.

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El Zaragoza no reacciona y una jornada más vuelve a incurrir en los mismos errores -igual que contra el Valladolid se adelanta en el marcador, haciendo lo más difícil- y de nuevo pierde la tensión y el Espanyol presiona e insiste por la ‘zona caliente’ (con un imponente Riera y la baja forma de Diogo) hasta adelantarse en el marcador.

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Jugando a favor de corriente y con mucha intensidad en los movimientos, los ‘periquitos’ sumaban tres puntos a falta de cuatro minutos, imponiéndose con suficiencia a un indolente e impotente equipo zaragocista, al que Luccin dejó huérfano nada más comenzar el segundo periodo.

Pero el fútbol, a veces, cambia por completo en una jugada. Ese instante fue la entrada de Oliveira en el terreno de juego y dos jugadas calcadas desde la derecha, donde Diego Milito ‘fabricó’ otras tantas ocasiones de gol. Los blanquillos se agarraron a la épica, tirando de casta, valentía y ciertas dosis de buen juego para llevar las tablas finales al marcador.

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Entre tanto el Espanyol pudo matar el partido con Luis García y en sendos contraataques que Valdo y Moha no acertaron a marcar. Y si los catalanes mandaron en la primera parte, los aragoneses lo hicieron en la segunda, donde la entrada de Celades dio más poso y temple, y mejores combinaciones con Óscar, que tenían los toques suficientes para llegar con peligro.

Punto de inflexión

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Esta jornada se marca como punto de inflexión, pues el sueño europeo se empieza a poner complicado y a partir de ahora los blanquillos deberán mirar hacia abajo, y además con cuidado de no meterse en zona peligrosa. El Zaragoza ha tocado fondo, aunque el crédito de Víctor no esté agotado y desde el club se haya llamado a la calma. La recuperación de jugadores clave, como Sergio Fernández, el propio Juanfran o la ya inminente reaparición de Matusalén le pueden venir muy bien para paliar el déficit de un Aimar que no encuentra el sitio.

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