Nairo, el embajador de la raza bulldog
Así se define el hombre que va a ganar la Vuelta. Un ciclista que no se queja de lo que cobra y que no tolera que la gente piense que "en Colombia vivimos en chozas de paja y nos vestimos con taparrabos"
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MADRID.- Su primera heroicidad es la de ser un hombre discreto. Un edificio de una sola planta que descarta esa retorcida vanidad de viejos campeones. Él es el jefe de un equipo tan potente como el Movistar, donde uno de sus ayudantes, Alejandro Valverde, cobra más que él. Su sueldo también está a años luz del de Froome o Contador. Pero nada de eso impide que Nairo Quintana pierda humanidad o nos espante por su mal humor. El pequeñín, como se le conoce, gasta fama de ser un buen tipo, coherente y rápido de reflejos. El periodista Juanma Trueba nunca olvidará su respuesta en aquella sala en la que vio como un compañero le preguntaba a Quintana de qué raza era. "Bulldog", se defendió él ante una pregunta que no le pareció la más oportuna, cansado de que en Europa traten a Colombia como si fuese un país del tercer mundo.
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Hay, efectivamente, un mundo paralelo a Nairo Quintana, que siempre aterriza en Colombia y en su Tunja natal. Allí tuvo su primera bicicleta de hierro con la que, a los 15 años, ganó a Juan Pistolas una carrera de 50 kilómetros como si aquellos dos adolescentes fuesen personajes de una novela de García Marquez. Luego, le adjudicaron fama de superdotado, capaz de mover siete vatios por kilo en la bicicleta cuando la media es de cinco. Hoy, a los 26 años, ya posee una biografía de valor, con posibilidades reales de convertirse en el mejor ciclista del mundo. Todo eso le ha otorgado el título de héroe nacional en Colombia. Un país que adora el ciclismo desde los tiempos de Lucho Herrera o Fabio Parra y que se enorgullece de escribir ahora de Nairo.