Cargando...

El Mundial artificial

Qatar organiza un torneo de balonmano sin casi público en las gradas, con un equipo plagado de nacionalizados exprés y con lujosos y estériles estadios levantados en medio del desierto por trabajadores explotados.

Publicidad

Los jugadores de Qatar, durante el himno nacional antes del partido contra España. KARIM JAAFAR / AFP

Actualizado:

Suenan las coloridas notas del himno nacional de Qatar y 16 16 hombres forman con la mano en el pecho (algunos en el corazón) y mirada al frente. Varios tienen nombre, apellido y origen árabe mientras que otra buena parte combina apellidos montenegrinos, franceses y hasta españoles. La explicación se encuentra en las nacionalizaciones exprés y ad hoc que emprendió el emirato hace alrededor de año y medio para su Mundial de balonmano, que comenzó el 15 de enero. Una buena muestra más de la deriva que ha tomado el deporte profesional. Una plantilla nacional semi artificial, característica que comparte con gran parte de la competición.

Publicidad

Aficionados qataríes, en las gradas del Lusail Hall durante el partido contra España. KARIM JAAFAR / AFP

Cuenta el navarro que las carencias de deporte base que tienen las suplen con esa política de nacionalizaciones, que incluso intentaron con él en un visto y no visto. "Me quedé un poco sorprendido. Quieren que el rendimiento de su selección sea bueno y está claro que con sus jugadores no lo van a conseguir". Esa exigua tradición por el balonmano se traslada al mísero seguimiento con el que cuenta este deporte. Y contrasta con los anuncios, pancartas y carteles promocionales que decoran Doha desde hace meses.

Publicidad