Muere Havelange, el hombre que inauguró la corrupción en el fútbol tras convertirlo en negocio universal
Su relación con dictadores sudamericanos
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RÍO DE JANEIRO (BRASIL).- João Havelange, fallecido este martes a los 100 años, fue responsable directo de convertir el fútbol en un espectáculo planetario y también inauguró el linaje de directivos corruptos de la FIFA que sacaron tajada de este lucrativo negocio.
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En los 24 años que ocupó la presidencia de la FIFA, se empeñó en que el fútbol se transformara en un espectáculo que consigue que los millones de personas que no caben en el estadio estén presentes a través de la pantalla. Pero de forma paralela, aprovechó los millonarios ingresos que aportó la televisión para llenarse los bolsillos de sus elegantes trajes, con lo que inauguró la infame saga de dirigentes de la FIFA cuyo nombre se ha visto manchado por la corrupción.
Esa influencia la usó para persuadir a sus compañeros del COI para que designasen a su ciudad natal, Río de Janeiro, como sede de los Juegos Olímpicos de 2016, por delante de Madrid, Chicago o Tokio. El gran artífice de la designación de Río de Janeiro como sede olímpica, fue, sin embargo, el gran ausente en la ceremonia de inauguración celebrada el pasado 5 de agosto en el estadio Maracaná. Río de Janeiro ha escondido su nombre en los Juegos Olímpicos y lo retiró del Estadio Olímpico, que fue denominado João Havelange en 2007, cuando el dirigente era uno de los miembros más respetados del COI.
Su relación con dictadores sudamericanos
Havelange también fue polémico por su trato cercano con las dictaduras que sometieron a varios países suramericanos durante sus años en la FIFA, en especial con Argentina, donde ratificó la celebración del Mundial de 1978 dos años después del golpe de Estado de los militares. En una entrevista, Havelange confesó que intercedió con éxito ante el dictador argentino Jorge Rafael Videla para que pusiera en libertad a un preso político brasileño, Paulo Paranaguá. Además tuvo buenas relaciones con la dictadura brasileña, que se prolongó hasta 1985, y con el Chile de Augusto Pinochet, al que le concedió el Mundial Sub'20 de 1987.