Belauste es el primer mito de la selección, el jugador que propició un apodo, La Furia roja, por el que aún se conoce al equipo en todo el mundo. La historia data del tercer partido en el que España presentó un combinado, en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920. En la misma competición la selección había ganado a Dinamarca y cayó derrotada con el anfitrión Bélgica. En el tercer encuentro, el uno de septiembre, se jugaba el todo por el todo contra Suecia.
El encuentro, según narran las crónicas de la época, nunca debió de haberse jugado ya que los escandinavos habían presentado una carta por la que renunciaban a jugar en lo que quedaba campeonato. Auspiciados por el comité organizador decidieron volver y los españoles aceptaron disputar el partido, fundamentalmente por el criterio de Arrate y del propio Belauste aunque el propio barón de Coubertain había dado la razón a España.
El gol del catalán a Alemania resucita La Furia roja, que nació hace 90 años
El partido era bronco y había empezado con un gol sueco pero, en el minuto 50, una frase y una acción estaban a punto de dar a la selección española su mito fundacional y su apodo más extendido.
Llevaba el balón en banda Sabino Bilbao, un jugador del Athletic, cuando Belauste, del mismo equipo, reclamó el balón con una sentencia que pasó pronto a la historia: 'A mi el pelotón, Sabino, que los arrollo'. Dicho y hecho, el balón llegó al área y Belauste, un mediocentro de 1.93 de altura, lo controló con la cabeza y se llevó por delante a tres suecos para marcar el gol. Acedo consiguió el segundo y España, después de vencer también a Italia y Holanda, se colgó la medalla de plata. El oro lo había conseguido ya Bélgica gracias al complicado sistema de competición por el que se regía el torneo.
Desde aquella tarde contra Suecia España fue apodada La Furia Roja, un apodo creado por la prensa italiana y Belauste se ganó el mote del León de Amberes, no sólo por su demostrada fuerza sino también porque la selección llevaba una imagen del animal en la camiseta con la que jugaron aquel encuentro.
Contra Alemania el miércoles, casi noventa años más tarde, la furia reapareció en escena. El fútbol ha cambiado mucho desde aquellos primeros tiempos, pero la secuencia de ambos goles es análoga. Dos jugadores del mismo equipo, un centro al área y un imponente remate de cabeza primero Belauste y ahora otro jugador que representa como nadie la furia: Puyol, el León de Durban.
Xavi centró el balón y no hubiese sido de extrañar que el central hubiese dicho la mítica frase de Belauste para pedirle el balón, el ataque a la pelota fue el mismo, con rabia, con toda la fuerza posible. Volvió La Furia.
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