Messi, un velocista de bolsillo
Asafa Powell dio 4,4 zancadas por segundo cuando corrió los 100 metros en 9,74 segundos. La frecuencia de Messi es superior: 4,5.
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Un veinteañero de 1,69 de estatura ha sacudido el mundo del fútbol. Leo Messi, aspirante al Balón de Oro y al FIFA World Player, es el jugador que ha conseguido que el Camp Nou mire al mismo Ronaldinho con condescendencia. El argentino tiene al mundo futbolístico en pleno haciéndose una misma pregunta: “¿Por qué es tan bueno?”
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En el vestuario del Camp Nou, ya hay quien tiene respuesta a esta pregunta. Los preparadores físicos del club, con Paco Seirul.lo y Albert Roca a la cabeza, tienen datos en sus ordenadores que explican la eclosión del jugador.
Después de estudiar desde todos los ángulos posibles los sprints de los futbolistas de la primera plantilla, Messi sólo lidera un apartado: es el jugador con una mayor frecuencia de zancada por segundo. Generalmente, existe una relación inversamente proporcional entre la amplitud de zancada –longitud que se recorre con cada paso– y frecuencia. Cuanto más espacio se avanza, menor es la frecuencia.
Messi recorre muy poca distancia con cada zancada por ser un jugador de baja estatura y con unas extremidades inferiores más cortas de lo normal. Sin embargo, irónicamente, su ratonil físico es lo que le permite tener una frecuencia de zancada fuera de lo normal.Asafa Powell da 4,4 pasos
Su superioridad en este apartado es tan notable que casi duplica a la de otros miembros de la plantilla, que por su altura no se acercan a sus espectaculares valores de frecuencia. Messi, lanzado en carrera, es capaz de pisar cuatro veces y media el suelo en un segundo.
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Una cifra asombrosa: el jamaicano Asafa Powell promedió 4,4 pasos el día en que sorprendió a todo el mundo con sus espectaculares 9.74 segundos en los 100 metros lisos.
Por su parte, Michael Johnson, el hombre de los inolvidables 19.32 de los Juegos de Atlanta, el poseedor de la plusmarca mundial en 200 y 400 metros, daba 4,2 pasos por segundo en la vuelta a la pista. Johnson, considerado como el estandarte de la frecuencia, tenía una cualidad adicional: alcanzaba velocidades increíbles cuando corría en curva. Los pies de los más grandes sprinters mantienen contacto con el suelo durante nueve fugaces centésimas de segundo. Messi hace exactamente como ellos, con el matiz de que su denominada fase aérea es extraordinariamente fugaz.
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A eso, hay que añadir que en su arrancada, clave en su juego de espacios cortos, en los desmarques y en el inicio de su conducción, alcanza las 4,5 pisadas en un segundo, lo que le lleva a ser el más rápido de la plantilla en sprints de 15 metros. Esta característica es fundamental para un driblador nato: el otro gran especialista del mundo del fútbol, el portugués Cristiano Ronaldo, destaca también por su elevada frecuencia de zancada. En su autobiografía, de reciente publicación, explica que comenzó a hacerlo desde niño. “Es curioso, aún corro así, con pasos cortos. Puede que no sea muy normal, pero es la manera en que siempre lo he hecho”, explicó. Sus zancadas le permiten lo mismo que a Messi: mayor contacto con el césped y un apoyo casi continuo, algo imprescindible para alterar su aceleración y dirección de carrera.
Centro de gravedad
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Pero Messi, además, une otra característica que le hace casi imbatible en el uno contra uno: a causa de su escasa estatura, su centro de gravedad está muy bajo y muy cerca del balón, lo que posibilita que las espectaculares conducciones que han sufrido en sus carnes los defensas del Real Madrid, el Getafe, el Sevilla o el Zaragoza, por citar sólo a algunos de los damnificados por un jugador que, en lo que va de año y a pesar de haber sufrido una lesión de la que volvió renqueante, ha marcado 21 goles en 29 partidos con el Barça.
Tradicionalmente, el fútbol ha sufrido mucho en las comparaciones con el atletismo porque son muy pocos los futbolistas que bajan de once segundos en los 100 metros.