Fue una mañana con los ojos azules. Al menos, para el Atlético que, al fin, entró en calor. Jugó en el cielo frente a un vecino agradable, que aguantó que le pateasen. Salió hecho un cromo el Villarreal, que no tiene ánimo para nada. Una muy mala noticia: su talento ya no es vitalicio. Frente a esa jungla, el Atlético fue competitivo. Con eso le bastó para lograr una vida amable. Sorprendió hasta Simeone, que esperaba economía de guerra. El hombre se conformaba con ganar entre broncas y por un gol. Al final, hubo tres sin necesidad de mandar el balón a la mierda. En el Atlético existen jugadores que no saben hacerlo. Otra cosa es que esa gente llevase meses con dolor de cabeza.
Tiago es una prueba. Lleva un par de años desprestigiado en el Atlético. Pero este domingo fue ese emperador que un día existió en el Olympique de Lyon o en la Juventus. No hubo nadie enfrente, esa es la verdad. Pero otras veces tampoco lo hubo y a Tiago le daba pereza hasta llevar los cafés. Este domingo, se asoció con todo el mundo y puso su cerebro al servicio del balón. La jugada del primer gol se lo agradece. Tiró un fantástico pase a Adrián. El extremo, insaciable, logró la línea de fondo. La pelota acabó en el pie de Falcao, que le ordenó el clásico suspense. Los defensas del Villarreal, sin embargo, estaban en Babilonia.
Simeone fue el primer sorprendido: se conformaba con ganar por un gol
Juanfran también enseñó su influencia en esta nueva época. Ha dejado pasar bastante tiempo. Un año es mucho a su edad. Tiene clase y rapidez. Sabe donde está el punto justo con la pelota. En el Atlético se le ha encontrado un lugar como lateral derecho. La hinchada, acostumbrada a lo que ha pasado por allí (Velasco, Seitaridis, Perea...), lo ha adoptado como un hijo. Quizá sea la única herencia de Manzano. Este domingo, Juanfran fue lo más interesante de una primera parte en la que el Atlético sospechó de sí mismo. Era incapaz de creerse que el Villarreal pudiese ser tan malo. Se puede perder, pero no así. Y menos con esos futbolistas (Borja Valero, Cani, De Guzman...) que este domingo encadenaron una durísima depresión. Olvidaron la pelota, que es su sustento. No jugaron ni al azar con ella. Muy pobre todo.
El tercer hombre fue Diego, que no se ha asustado ante el ataque de celos de Simeone con los jugadores de talento. El partido se resumió en su tercer gol, en toda su técnica, en su capacidad para blindar al balón con el pecho. En un segundo, lo hizo descender a su bota derecha. Desde ahí, eligió el sitio al que el portero del Villarreal no llegaría nunca. Fue maravilloso y sin drama que valga. Simeone no tiene razón en todo. Diego, en realidad, tiene tanta clase que sería un crimen que no triunfase en el Calderón. Pero Manzano, en su domicilio de Valladolid, sabe que hay días en los que nunca aparece a tiempo. Él no logró impedirlo. La duda es si Simeone podrá. Este domingo sí, pero no cuenta: el Atlético jugó cuesta abajo.
El Villarreal no sólo fue preocupante. También incorregible. Lo intentó Molina, su entrenador, en la segunda parte. Salieron Castenalli y Musacchio, un joven que gasta un pequeño aire de Beckenbauer. Un muchacho así es ideal para contestar a las clases acomodadas. Pero este domingo hizo mucho frío. A los 50 minutos, el Villarreal anotó su condena total. El árbitro ingresó en el área un penalti que fue fuera. En la soledad frente al portero, Falcao es un tipo que no perdona. Otro gol más para presumir de estadística que, hasta ahora, es su mejor defensa. Tuvo, incluso, alguno más Falcao que impidió Diego López. En un equipo sin orgullo, el portero fue una excepción. Consiguió paradas que, al menos a él, lo alejan del álbum de la resignación.
3 - Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Diego (Pizzi, m. 85), Tiago, Gabi, Arda Turan (Salvio, m. 63); Adrián (Koke, m. 79) y Falcao.
0 - Villarreal: Diego López; Ángel, Gonzalo, Zapata, Joan Oriol; Bruno; Hernán Pérez (Castellani, m. 46), De Guzmán (Musacchio, m. 46), Borja Valero, Cani (Joselu, m. 78); y Nilmar.
Goles: 1-0, m. 40: Falcao, a pase de Adrián. 2-0, m. 51: Falcao, de penalti. 3-0, m. 80: Diego bate por bajo a Diego López.
Árbitro: Turienzo Álvarez (C. Castellanoleonés). Amonestó a los locales Tiago (m. 62) y Diego (m. 71) y al visitante Diego López (m. 51).
Incidencias: partido correspondiente a la decimonovena jornada de Liga en Primera División, disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 48.000 espectadores. En los minutos previos al inicio del choque, el equipo alevín del At. de Madrid ofreció el Torneo de Arona, disputado a finales del pasado mes de diciembre, a la afición. Los alevines, que precisamente se impusieron en la final de ese campeonato al Villarreal (2-1), dieron una vuelta al terreno de juego ante los cánticos de ánimo de sus seguidores.
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