De mano derecha de Aragonés en la Euro'08 a entrenar en Tercera
Entrevista a César Mendiondo, que ayudó al 'Sabio de Hortaleza' a acabar con el derrotismo del fútbol español y que hoy tiene que luchar con el Torrejón sin los flashes de antaño.
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MADRID.- Es la otra cara del éxito. Una prueba más de que la vida tiene poca memoria. "Pasa en el fútbol y me parece que en todos los premios", explica César Mendiondo (Madrid, 1966), que hoy es el entrenador del Torrejón de Ardoz en el Grupo VII de Tecera división. Ayer, sin embargo, fue la mano derecha de Luis Aragonés en aquella maravillosa selección española que ganó la Eurocopa 2008 y que acabó con la tendencia victimista de nuestro fútbol. Una época maravillosa en la que Mendiondo era uno de los hombres de Luis que daba órdenes a Xavi, a Iniesta, a Torres, a Villa…
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Ante eso, ¿sólo cabe la resignación?
No, el realismo. Somos muchos entrenadores. Es verdad que yo he trabajado con Luis Aragonés, con Roberto Carlos… De hecho, tenía trabajo con Roberto, pero yo tengo que estar donde está mi familia y mi familia no podía ir a Turquía. Así que volví a España y pasa lo que pasa. La gente no me conoce. No he sido un gran futbolista, y entonces es más difícil que se me abran las puertas. Pero no pasa nada. No me quejo.
"No me gusta la queja. En el fútbol puedes ser feliz en cualquier lado y yo lo soy en Torrejón"
No me gusta la queja. En el fútbol puedes ser feliz en cualquier lado y yo lo soy en Torrejón. Es más, mientras tenga un equipo seré feliz. Tuve siempre presente que esto podía pasar. Después de más de 20 años de fútbol, le pasó al mítico Jesús Paredes cuando se fue a Boca Juniors como ayudante de DiStéfano. Al volver, la única opción que le quedó fue el Parla en Tercera división y la cogió y me decía que lo hizo porque "un entrenador sólo es feliz sin entrena". Y de ahí volvió a la elite…
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"A Luis no paraban de llegarle ofertas de China, de Méjico, de Portugal, de infinidad de sitios… Era increíble"
No se dio. Hubo un momento que ni siquiera él lo supo. Pero la realidad es que no paraban de llegarle ofertas de China, de Méjico, de Portugal, de infinidad de sitios… Era increíble. Cada día, cada semana. Hubo algunas que estuvieron a punto de cuajar y lo teníamos todo hecho para irnos… Y Luís estaba deseando entrenar, cuando nos reuníamos él siempre lo decía, pero a veces pasan esas cosas…
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"Cuando se forman equipos de trabajo, por encima de todo, hay una cosa que se llama lealtad. A Luis me unía todo"
Pero yo no podía empezar a entrenar sin él. Cuando se forman equipos de trabajo, por encima de todo, hay una cosa que se llama lealtad. A Luis me unía todo. Al final, hasta la amistad. Pero es verdad que el último año, antes de morir, me miró a los ojos, con esa franqueza que lo hacía él, y me dijo: "César, usted ya está preparado para salir y tiene que salir".
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"Luis no nos dejaba ser conscientes de que estaba enfermo. No compartía esas cosas con los demás. Sólo compartía alegrías o fútbol"
No lo sé, sinceramente. Era un hombre tan fuerte… No nos dejaba ser conscientes de que estaba enfermo. Luis no compartía esas cosas con los demás. Sólo compartía alegrías o fútbol. Era un hombre genial. Yo estuve con él casi siempre. Me hizo debutar en el Atlético, coincidimos en el Espanyol, vivimos en la selección desde el Mundial de Alemania 2006, en el Fenerbahçe…
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"Durante seis años, viví en una Universidad de fútbol y me encontré con un hombre que era un maestro y que nos decía a sus colaboradores que, en realidad, todos éramos uno"
Todo lo que hago en un campo de fútbol siempre es pensando en Luis. Cada problema que hay, cada situación… Siempre me acuerdo de él. Y me acuerdo porque fui un afortunado. Durante seis años, viví en una Universidad de fútbol y me encontré con un hombre que era un maestro y que nos decía a sus colaboradores que, en realidad, todos éramos uno. Te daba una fuerza… Hasta para eso supo modernizarse Luis. Y claro que ahora su espíritu está en el Torrejón…
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"El día de mañana estaré más arriba. No tengo ninguna duda. Tengo mucha formación. Llevo quince años preparándome"
No, si yo también le entiendo a usted. Pero yo he elegido esta profesión. Sé lo que es. Por eso cuando hablo con mi hijo, que ahora está estudiando en Estados Unidos, se lo digo bien claro: "tu padre sólo ha estudiado fútbol, no puede tener otra profesión". Y es así. Pero también le digo que el día de mañana estaré más arriba. No tengo ninguna duda. Tengo mucha formación. Llevo quince años preparándome.