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Holanda no se vende

HOLANDA 2 - RUMANÍA 0. La selección de Piturca pagó su conservadurismo inicial

LADISLAO J. MOÑINO

Holanda no se vende. Lo dijo desde el primer día que supo que iba a ejercer de juez. Van Basten alienó a nueve suplentes porque estaba en su derecho de reservar a sus mejores jugadores, pero la actitud de los que jugaron fue irreprochable. Un gesto de honradez deportiva en tiempos donde se premia y abunda la ratonería. No en Holanda, que aún conserva un gusto romántico por el juego. Fabrica extremos, se arma en torno a la pelota y rehuye de los delanteros rompedores. También tiene un compromiso estético con esa marena naranja que recubre dos tercios de los estadios allí donde juega.

Tampoco le pone peros al talento con acné. Ni en los clubes ni en la selección. Ayer hubo tres veinteañeros que la rompieron: Afellay , Van Persie y Huntelaar. El primero tiene un guante en la derecha. Tiró dos cambios de juego de cuarenta metros con la precisión de un put ganador. Van Persie hizo de siete, de nueve y de once. Dejó para la memoria visual un control con la puntera al que le cosió un giró y un remate abajo que Lobont sacó con un manotazo apurado. Huntelaar estuvo en su sitio para confirmar la incorruptibilidad del fútbol holandés. Cazó un taconazo de Engelaar previó pase desde la derecha de Afellay.

Rumanía quiso jugar con el reloj y a los dos partidos, al suyo y al de Zúrich. Tuvo que cambiar rápido el plan cuando se enteró del gol de Pirlo. Hasta ese momento había sido un equipo poco ambicioso. Metido atrás, esperando que Holanda no apretara demasiado el acelerador. Se equivocó con la ética de su rival. Antes del gol, Hunetelaar envió un disparo por arriba cuando tenía un remate franco y Van Persie conectó dos cabezazos tibios. Robben tamb ién pudo macar cuando Huntelaar le hizo una dejada que le planto ante Lobont.

Sabiéndose eliminada, Rumanía se entregó a Mutu, que sacó su mejor versión sólo en el primer tiempo. Media hora en la que enseñó su repertorio. La baja, para, se frena y arranque. Tiene un juego de cintura importante. Juega con el cuerpo para bailar al contrario. Recuerda a Hagi en su andar pasota cuando no tiene la pelota, pero se afila en cuanto la recibe. También lo rememora por su tendencia a bajar los brazos cuando no le gusta el partido. Que dejó de gustarle con el honesto gol de Huntelaar. Honestidad que reafirmó Van Persie con otro gol. Holanda no se vende.










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