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El hermano pequeño de la Liga salva la papeleta en Europa

El Levante, con uno de los presupuestos más bajos de Primera, el mejor representante español con su pase a octavos de la Europa League. El Atlético cede su trono. Barcelona, Real Madrid, Valencia y Málaga, contra las cuer

JORGE YUSTA

Estas dos semanas de competiciones europeas no han sido todo lo propicias que esperaban los seis equipos españoles. Tan solo uno de ellos ha salido victorioso. Y precisamente es el más modesto. El Levante se ha erigido en el mejor equipo español que se ha paseado por el Viejo Continente en el arranque de las eliminatorias tanto en la Champions como en la Europa League.

El conjunto granota, que cuenta con el presupuesto más bajo -unos 28 millones de euros- de los seis que han competido, ha solventado con brillantez su cruce de dieciseisavos de final contra el Olympiacos griego.  Se había resuelto el pase en el Ciudad de Valencia con un contundente 3-0 y este jueves remató la faena ganando también en Atenas. Instalado en una cómoda novena plaza en Liga, el conjunto levantino está cuajando una temporada sensacional en Europa.  Y su racha es casi inmaculada. Tan solo ha perdido un partido de los diez partidos que ha disputado en la Europa League. Fue ante el Hannover 96 en Alemania.

Es más, es el único superviviente español en una competición que ya vio caer en la fase de grupos al Athletic de Bilbao y ayer despidió al actual campeón, el Atlético de Madrid. Los de Juan Ignacio Martínez tendrán la oportunidad de vengar a los rojiblancos, ya que se medirán en octavos al Rubin Kazan, verdugo de los de Simeone. Aquella decisión de hacer ir a rematar un saque de esquina a Asenjo ha terminado siendo determinante. El 0-2 de los rusos en el Calderón ha sido imposible de remontar. El gol de Falcao ayer en Moscú no fue suficiente.  

Y en la Liga de Campeones no pintan mejor las cosas. Los cuatro equipos españoles en octavos - Real Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga- están contra las cuerdas. Ninguno fue capaz de ganar y solo el conjunto madridista sacó un empate, pero en casa. Es decir, toca remontada. La Liga española, la misma que inundó hace un mes la gala del Balón de Oro, está a punto de quedarse sin ningún representante en los cuartos de final de la Champions. Circunstancia que no se produce desde hace ocho años. En aquella temporada 2004/05, Real Madrid y Barcelona sucumbieron en octavos a manos de la Juventus y del Chelsea entonces entrenado por Mourinho.

En esta ocasión el que más difícil lo tiene, sin duda, es el Valencia. El PSG se mostró con un equipo superior en Mestalla. La versatilidad de Matuidi y la calidad de Lavezzi destrozaron a los de Valverde. Y el Parque de los Príncipes es un campo de enjundia en el que se antoja muy complicado ganar por dos o más goles de diferencia. Aún así, podría haber sido peor. El gol de Rami abre un resquicio a la esperanza. Y hay que tener presente la autoexpulsión de Ibrahimovic.

El Real Madrid también está obligado a marcar lejos del Bernabéu. Y el escenario es de los que infunden más que respeto. Old Trafford. Una noche como la del taconazo de Redondo es lo que necesitan los blancos para seguir aferrados al sueño de la Décima en una temporada en la que a poco más puede sostenerse. Un gol en contra, el de Wellbeck, de nuevo a balón parado, y la falta de puntería exhibida en la ida presionan a los de Mourinho a marcar en la visita al Manchester United. Con un gol le vale pero la pegada de los 'diablos rojos' no permite especulaciones. 

Málaga y Barcelona podrán contar con el apoyo de su público para tornar los resultados negativos cosechados en Oporto y Milán, en los que no mostraron, ni de lejos, su potencial. Los andaluces no aparecieron en el estadio Do Dragao. El conjunto portugués les robó su bien más preciado, el balón. Los de Pellegrini no alcanzaron el 40% de posesión, un déficit al que no están acostumbrados. Y tampoco dispusieron de ocasiones de gol. Lo mejor, sin duda, fue volverse con solo un tanto en contra. La Rosaleda se ha mostrado inexpugnable y ha vivido esta temporada noches memorables, como la de la victoria ante el Milán. Los deberes están claros. Marcar dos goles o más y no encajar.

La derrota del Barcelona en San Siro se ha convertido en la gran sorpresa de estos octavos. No solo por el resultado sino, sobre todo, por los síntomas. Este Barça de los últimos tiempos cuenta sus fiascos con los dedos de la mano pero todos siempre han supuesto accidentes salvables. En San Siro la condescendencia que mostró el equipo se convirtió en alarma. Dejó hacer a un equipo técnicamente inferior. La fe solo estuvo del lado rossonero.  El 2-0 complica en gran medida la vuelta. En el Camp Nou la épica se antoja imprescindible. Y como dice Xavi, a 'esta generación todavía le queda una remontada épica'. La temporada pasada ya le marcó un 3-0 al mismo equipo. Buen precedente.

Pese a todo, la estadística constata que las remontadas son posibles. Que se lo digan al Chelsea, que el año pasado terminó alzándose con la Champions después de sobreponerse a un 3-1 ante el Nápoles en la ida de octavos. Y hace dos años, en la temporada 2010/11, el Barcelona y el Real Madrid pasaron a cuartos con resultados negativos en la ida. Los azulgranas remontaron (3-1) un 2-1 desfavorable ante el Arsenal.Y los madridistas empataron 1-1 en Lyon y luego ganaron 3-0.

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