La imagen de jugadores de fútbol más contentos de lo normal en las celebraciones de sus éxitos ya se han hecho habituales en el imaginario colectivo. En la celebración de la Eurocopa el pasado verano fue muy sonada la actitud de Xabi Alonso y Juanfran Torres después de haber consumido alguna copa de alcohol de más. La escena volvió a repetirse el lunes en la rúa del Barcelona para festejar el título de Liga. Encima del autobús descapotable se pudo observar, por ejemplo, a Carles Puyol muy efusivo, con el pecho descubierto y ofreciendo muestras de excesivo cariño hacia sus compañeros.

Por eso, el subdirector general de Drogodependencias de la Agencia de Salud Pública de la Generalitat, Joan Colom, ha recomendado al FC Barcelona que evite en un futuro las imágenes de sus jugadores consumiendo alcohol durante sus celebraciones. En declaraciones a Rac1 recogidas por Europa Press, Colom ha recordado que la imagen del club de fútbol se utiliza muchas veces para prevenir el alcoholismo, el tabaquismo y el consumo de drogas, como atestigua la prohibición reciente de fumar en el Camp Nou impulsada por la actual directiva, por lo que cree que las imágenes de la rúa 'no ayuda a nadie' para perseverar en esta línea y 'da una imagen negativa, incluso para los propios deportistas'.

'La rúa me pareció un espectáculo de baja calidad. Una fiesta privada compartida por el público', ha añadido Colom, quien se ha mostrado partidario de enviar una carta al club para que haga una reflexión, como ya ha hecho en otras ocasiones por temas similares. El subdirector de Drogodependencias ha cuestionado que la rúa sea la mejor manera de celebrar y compartir un título, y ha recordado que la publicidad del alcohol tiene una relación directa con su consumo desde edades escolares.

Un grupo de 50 científicos de 13 países europeos presentó este martes en Barcelona las conclusiones del proyecto Amphora, que se presentan este miércoles ante el Parlamento Europeo, en las que reclaman una 'prohibición total' de la publicidad del alcohol, tras comprobar que la exposición a estos mensajes aumenta su consumo entre menores de 13 a 16 años.