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Una fenomenal revelación

Pedro se ha impuesto al mito de Henry, incapaz de seguirle

NOELIA ROMÁN

Un buen día, tras el enésimo gol de Pedro, Pep Guardiola dijo: 'Habrá que empezar a hablar muy seriamente de este chico. Lo que hace y lo que nos da es extraordinario. Ha superado todas las expectativas'. Se aproximaba el final del curso y el técnico del Barcelona se había pasado meses intentando rebajar la euforia en torno al delantero canario, la revelación de la temporada. Pedro, un recién llegado al equipo, un joven de 22 años con poco cuerpo y mucha velocidad, se había convertido en un fenómeno.

Durante meses, por una cuestión de jerarquía y respeto a la mitología del fútbol, Guardiola se resistió a reconocer públicamente lo que sus decisiones en el campo evidenciaban: que Henry no volvería a recuperar su lugar en la banda izquierda. Aquel chico, que había cerrado la temporada del triplete con 14 partidos y cero goles en su haber, había llegado para quedarse y destronar al antiguo rey.

Pedro se ha impuesto al mito de Henry, incapaz de seguirle

Quizá porque albergaba alguna vaga esperanza de recuperación del francés, el técnico del Barça se empeñó en recordar ante cada intento de comparación que Henry, un mito del fútbol mundial, estaba unos cuantos peldaños por encima de Pedro, un debutante entre los grandes. Pese a ello, a la hora de confeccionar su once, Guardiola acababa optando por conceder la titularidad al joven canario.

Pedro había estrenado el curso marcando en el primer partido oficial después del triplete, en la Supercopa de España ante el Athletic. Y había repetido en la de Europa, frente al Shakthar. Y en el segundo encuentro de la Liga de Campeones, contra el Dinamo de Kiev. En la Liga, su primer tanto tardó en llegar seis jornadas, pero sirvió para que el Bar-ça ganara el partido. Su olfato goleador ya empezaba a ser comentado en todos los corrillos. Pedro sonreía. Y recurría al tópico para explicarse. Henry seguía siendo Henry.

Aunque el francés se plantase en el Mundial de clubes con un único gol en su cuenta y Pedro ya sumase ocho, entre la Liga, la Copa y la Liga de Campeones. En Abu Dabi, el canario comenzó a alzarse al pedestal. Un tanto suyo coronó la semifinal y le convirtió en goleador en las seis competiciones disputadas por el Barça en 2009. En la final, también fue suyo el gol que abrió el camino del título más añorado.

Su convocatoria para el Mundial confirma el alcance del fenómeno

El fenómeno era un hecho. Henry reconoció su imposibilidad para competir con él. Guardiola siguió templando. Pedro mantuvo la serenidad y continuó creciendo. Goles que abren un marcador, goles que lo engordan, goles que lo cierran. Una docena en la Liga, cuatro en Europa, tres más en la Copa, 23 en todo el curso para convertirse en el segundo máximo goleador del equipo, sólo superado por Messi. Su convocatoria para el Mundial es sólo la consecuencia lógica de su fenomenal revelación.

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