La euforia de Tokio olímpica se apaga un año después
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Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 iban a ser diferentes: compactos, ajustados a presupuesto y puntuales. Pero ahora ha pasado un año desde que la capital japonesa ganase la organización de los juegos, y el optimismo decrece a medida que se pasa a la construcción.
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El Estadio Nacional, construido cuando Japón albergó los Juegos Olímpicos de 1964, simboliza esas preocupaciones. Iba a ser demolido hace dos meses para crear un nuevo lugar, y permanece vacío, con sus asientos arrancados, esperando que un acuerdo ponga en marcha la bola de demolición.
La ciudad ganó los juegos imponiéndose a Madrid y Estambul enfatizando las fortalezas organizativas de Japón y sus 4.500 millones de dólares en un banco listos para usarse. El regocijo por la oferta ganadora el 7 de septiembre del año pasado coincidió con un mayor optimismo sobre los planes de recuperación económica del primer ministro Shinzo Abe.
Abe puso su propio prestigio personal en la promesa del Comité Olímpico Internacional (COI) para realizar los mejores juegos jamás vistos. Pero ahora, incluso cuando sus medidas económicas bautizadas como "Abenomics" parecen estar funcionando, los juegos se enfrentan a unos inflados costes, la furia de los ecologistas y una deteriorada visión de una acogedora cita deportiva en la ciudad.
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"Con los rivales que tuvimos y los problemas en Sochi y Rio, había un sentimiento en el COI de que querían unos juegos en un lugar que se hiciera todo de forma conjunta", dijo Hitoshi Sakai, consejero delegado del grupo de pensamiento Instituto de Ingeniería Social.
En su lugar, la demolición del Estadio Nacional (que hace décadas se llenó con los rugidos de las multitudes en el encendido de la llama olímpica para los juegos de 1964) ha vivido dos concursos sin ganador.
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En el centro de las promesas de Tokio estaba que casi todas las competiciones se disputarían en un radio de 8 km de la Villa Olímpica. Pero los costes de construcción y laborales han aumentado debido a la reconstrucción posterior al tsunami del 11 de marzo de 2011, y al incremento de los impuestos al consumo en abril, algo que no estaba contemplado en el presupuesto olímpico, dijo un responsable del Gobierno de Tokio.
Los planes adjudicaban 1.500 millones de dólares para contrucciones, pero esa estimación se ha más que duplicado tras unos nuevos cálculos. Esto puede llevar a que no se construya el nuevo estadio de baloncesto y la competición se lleve a 25 km de Tokio, mientras que las regatas podrían tener que irse a 27 km al este, debido a que el lugar original está cerca de la zona de aproximación de un aeropuerto y los helicópteros necesitan volar por encima de los barcos para tomar imágenes.
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Los organizadores dijeron que no hay nada de qué preocuparse. Un aumento de los costes no supone siempre unos juegos desastrosos. Los costes para Londres 2012 aumentaron a más de 14.600 millones de dólares, más de tres veces la estimación inicial, pero los juegos fueron considerados un éxito.