RÍO DE JANEIRO (BRASIL).- La selección española de waterpolo se volvió a topar con el muro de los cuartos y con la todopoderosa Serbia, ante la que cayó por 10-7 y se quedó sin el ansiado pase a semifinales de unos Juegos Olímpicos, algo que no logra desde Sydney 2000.
El equipo de Gabi Hernández llegaba a la cita con magníficas sensaciones tras una primera fase en la que rayó a gran nivel. La campeona mundial, Serbia, por contra, había marchado de forma más que discreta.
Era el rival a evitar al inicio del torneo, sin duda, pero los resultados, tanto de un grupo como de otro, y a la postre las inesperadas derrotas de Italia y Croacia, ofrecieron a España este cruce nada deseado, aunque la buena actuación de los pupilos de Hernández alimentaba ilusiones de dar la sorpresa.
Pero el conjunto balcánico por algo es el gran 'coco', el más laureado en Mundiales y Ligas Mundiales, que además tiene como gran deuda el oro olímpico, algo que se le ha resistido bajo la actual denominación.
El cuadro serbio lleva seguidos una plata en Atenas y los bronces en Pekín y Londres, y ya quiere dar el salto definitivo al oro olímpico. Por todo ello, el conjunto de Dejan Savic era un rival más que temible. Desde el primer momento Serbia planteó un partido muy trabado, con una gran intensidad en defensa a la espera de que sus cañoneros comenzaran a funcionar.
España de salida mantuvo la maquinaria perfecta atrás con el escudero de lujo bajo palos como es Dani López Pinedo, pero tras casi tres minutos de sequía los balcánicos comenzaron a tomar la iniciativa con un tanto de Filip Filipovic. Aunque respondió Alberto Munarriz, Dusan Mandic fue el estilete que comenzó a desequilibrar realmente el partido. Dos tantos suyos firmaron el 3-1 al final del primer parcial, que se amplió a 4-1 al inicio del segundo gracias a Milos Cuk.
Guillermo Molina se echó a la selección española a las espaldas, sacó a relucir sus galones, y con dos goles rubricó la reacción española (4-3), pero los serbios no eran los mismos que habían perdido en la primera fase con Brasil o habían empatado con Hungría y Grecia. Esta era una versión muy mejorada.
Mandic, con su tercera diana, y Stefan Mitrovic devolvieron la clara ventaja a los balcánicos (6-3). España no encontró huecos para superar ni a su defensa y al meta Branislav Mitrovic y las imprecisiones y los errores comenzaron a aumentar. Milan Aleksic se encargó de elevar el 7-3 justo antes del descanso, demasiada ventaja ante un rival del poderío del balcánico, de un equipo renacido y camino de olvidar las penurias de la fase de grupos y de lanzarse a por el sueño dorado.
Se resistió, no obstante, España a entregarse. Quiso creer en el milagro y comenzó la reacción con tantos de Molina y Munárriz y las paradas de López Pinedo (7-5). Incluso tuvo varias ocasiones, dos además en superioridad numérica, para situarse a tan solo un tanto antes de acabar el tercer cuarto. Falló sus oportunidades un equipo que había sumado nueve o más goles todos los partidos de la primera fase, salvo en el primero ante Italia (8), y lo pagó con la derrota.
Serbia, experta y potente como casi nadie, no quiso alimentar más las esperanzas españolas de remontada. Stefan Mitrovic prácticamente puso el sello al partido con su segunda diana (8-5). Aunque aún faltaban casi siete minutos el muro era demasiado elevado. Balasz Sziranyi, con ciertas dosis de fortuna, recortó de nuevo, pero Serbia supo manejar perfectamente sus superioridades y Filipovic de nuevo abortó las intentonas de España, que comenzó a luchar también contra el reloj y los propios nervios.
Las esperanzas de los hombres de Hernández se fueron desvaneciendo con el paso del crono y de las acciones. España, cuya trayectoria se acercaba al notable alto, dijo adiós ante la gran favorita y queda abocada de nuevo a la lucha entre los puestos quinto y octavo. Ahora debe medirse al perdedor del partido Grecia-italia.
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