MADRID.- Bien podría tratarse de una historia de película pero ocurrió el pasado sábado a las once de la mañana en el Polideportivo de Hortaleza, Madrid.  El exentrenador de la selección española de baloncesto, Pepu Hernández, oro mundial en 2006, se sentó en el banquillo del equipo juvenil de sus hijas ante la ausencia, por enfermedad, de la entrenadora.

La historia la ha dado a conocer el árbitro del encuentro, Roberto Calero, que a través de su Facebook, ha explicado la bella anécdota de la que fue testigo y parte implicada:

Hoy la vida me devuelve un poco, que para mí es un muchísimo, de lo que le has entregado, después de más de 30 años como árbitro. 

Hortaleza, 11 de la mañana, una entrenadora amiga mía no puede venir por enfermedad y no al no traer fichas, ni hoja, ni acreditación, no se juega el partido y gana el equipo contrario. Así se lo hago constar a los entrenadores, pero les ruego que no les digan nada a las jugadores, pues lo voy a arbitrar como si se disputará. Creo que por encima de cualquier cosa está la ilusión de los niños.

Cuando va a empezar el partido, el equipo que no tenía entrenador, baja de la grada Pepu Hernández. Menuda clase de baloncesto a la que hemos asistido, con sencillez y con risas. Gracias al baloncesto, por estos momentos.

La leyenda del baloncesto español, alejado de los banquillos desde 2012, fue de este modo el protagonista involuntario de un partido que será recordado por mucho tiempo por las pequeñas de los equipos de Colegios Pintor Rosales y el de Ramón y Cajal.