La depresión del maratón español
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Cada vez hay más maratones en España. Cada día somos más los maratonianos. Pero cada día nos alejamos más del récord del mundo: ya no nos aproximamos ni en sueños a los 2:02.57 que hizo el keniata Dennis Kimetto en el maratón de Berlín el pasado domingo. Ya no es como hace 10 o 15 años cuando atletas nuestros como Fabián Roncero o, incluso, Julio Rey desafiaban el récord mundial. Ya no es como hace veinte años cuando Martín Fiz o Abel Antón fueron campeones del mundo. Ya no es como decían los entrenadores antiguos, 'el que vale, vale y el que no al maratón', para animar a los atletas que se habían agotado en la pista. Pero eso ya no es así, como bien sabe Javi Guerra (Segovia, 1983), cuarto en el maratón del Europeo de Zürich, que acepta lo evidente: "Ahora mismo, estamos a años luz de los africanos".
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"El maratón no ha cambiado más rápido que la sociedad", desmiente Guerra. "El maratón sigue siendo el mismo de siempre con la diferencia de que han aparecido unos señores, los africanos, que son capaces de correr 42 kilómetros a ritmo de sprint. Hay que darse cuenta de que la marca de Kimetto en Berlín ha ido a una media de 2 minutos y 54 segundos por kilómetro. Yo, que me dedico en cuerpo y alma al maratón, que destino toda mi vida a esa prueba, no soy capaz de aguantar ese ritmo durante más de 15 kilómetros. ¿Qué pasa, que acaso yo soy un paquete? Pues no lo sé, pero son cosas que te hacen dudar, pues que en tu prueba haya un rival que te saca casi 10 minutos..., son muchos, sí, demasiados para lo que uno quisiera".
"En la vida es muy difícil luchar frente a superdotados"Hijo de atleta, Javi Guerra tiene una marca de 2 horas y 12 minutos en el maratón. "Si la comparas con la de Mo Farah, que ha hecho 2.08, no está mal, pero si la comparas con la de Kimetto y todos estos keniatas y etíopes que hacen 2:03, te quedas seco. Van a unos ritmos salvajes". Sin embargo, contra esa realidad no se puede luchar. "Te tienes que olvidar, tienes que ir a lo tuyo, programar tu propia vida conforme a tus posibilidades. En la vida es muy difícil luchar frente a superdotados, y ellos lo son para el maratón. Pero esto es lo mismo que le pasa a los tenistas que se enfrentan a Nadal o a los equipos que compiten frente a Real Madrid o Barcelona. La diferencia es enorme y sólo puedes aceptarla".
El hecho de que Martín Fiz o Abel Antón ganasen en los noventa a los africanos y Javi Guerra no lo haga, no tenga la más mínima posibilidad, no obedece, según él "a falta de entrenamiento por mi parte. ¿Se puede entrenar más de lo que entreno yo? Creo que no, este verano me concentré en el Puerto de Navacerrada a 1.800 metros de altitud, llegué a hacer semanas de 190 kilómetros a ritmos intensos, a vivir por y para el maratón. Pero lo que no puedo hacer es lo que no está en mi mano, y no sé si es que los africanos corren ahora más que antes porque entrenan mejor, corren mejor o han aprendido a explotar su genética, pero lo que sí sé que tienen unas características que yo no tengo".
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Ante esta 'dictadura', Javi Guerra no apela a la resignación, "sino al realismo. Esto es como la vida, cada uno debe vivir conforme a sus posibilidades. Acepto las mías en el maratón, trato de explotarlas al máximo como en el Europeo de Zürich, donde me quedé a segundos de la medalla de bronce, y tan contento. Es lo más sensato que puedo hacer". La cabeza fría se impone en un deporte que, por encima de todo, es un reflejo de la sociedad. "Es tan duro que no se pueden hacer barbaridades. Estás jugando con tu cuerpo, que es tu medio de trabajo, y eso es una cosa muy seria".