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"Los delanteros viven del gol"

Zubizarreta celebra el fin de dos meses de sequía de Villa

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Festejaba Barcelona Sant Jordi, hojeaba libros y regalaba rosas la hinchada azulgrana entre las paradas, cuando los transistores escupieron un resultado: 2-6. Llegaba desde Mestalla, escenario de los últimos lamentos de la afición del Barça, y lo firmaba el Madrid, protagonista del doloroso golpe de la Copa. El seguidor azulgrana frunció el gesto. Tendente al pesimismo, se permitió recuperar el 2-6 de su equipo en el Bernabéu un par de años atrás, pero, al instante, recordó que, a la espera del tercer clásico consecutivo, el europeo, los de Mourinho habían encogido la diferencia en la Liga a cinco puntos. "Momentáneamente", pensó la afición, en un alarde de raro optimismo.

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Así que, como le habían pedido, apuró las compras de Sant Jordi y se presentó en el Camp Nou, deseoso de que su Barça le ofreciera lo que Pep Guardiola había prometido, una pronta recuperación que le apaciguara el ánimo. Lo logró Villa, 11 partidos después, y la alegría de la hinchada fue doble; por los tres puntos que suponía y por el efecto que el reencuentro con el gol, desean, tendrá en El Guaje para el futuro.

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Reñido con las porterías y consigo mismo desde el 26 de febrero su último tanto lo había logrado entonces, ante el Mallorca, Villa sumó su gol número 18 en la Liga, 22º del curso, una cifra que le coloca ya, y pese a su última sequía, por delante del denostado Ibrahimovic, que se despidió la temporada pasada con 21. "Ojalá este gol le dé confianza", señaló Andoni Zubizarreta. "Los delanteros viven del gol, aunque Villa estuviera haciendo otras cosas importantes", añadió el secretario técnico del Barça. Sus compañeros en el banquillo lo habían celebrado formando una piña en la banda. Y el público se lo agradeció con una ovación cuando Guardiola le sustituyó.

No le gustaba al técnico lo que veía sobre el césped, así que rectificó su plan inicial, que no incluía ni a Xavi, ni a Iniesta, ni a Messi. Los tres acabaron jugando. En el partido 400 de Valdés, Guardiola había dibujado un once sin el resplandor de las estrellas. En el palco se ubicaron el lesionado Bojan, Puyol y Piqué, que acumulaba 28 partidos de Liga. ESte sábado tomó aire y celebró con su novia el gol número 50 del voraz Messi, el colofón que certificó el margen de ocho puntos.

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