Luis Fabiano estaba en el campo, pero lo lógico hubiese sido que viera el último tramo del encuentro en el banquillo. Si un delantero se había ganado acabar el partido en el césped era Negredo. Apretaba el Xerez con el marcador en contra. Manolo Jiménez le metió acero al centro del campo con la entrada de Duscher ,por lo que sacrificó al delantero madrileño. La jugada le salió maestra.
Evitó cualquier intento de golpe de estado del brasileño y encima le sacó una sonrisa con un gol en el último minuto. El sustituido, Negredo, también perfiló su gesto más amable cuando festejó con sus compañeros el triunfo al final del partido, ya con el chubasquero. Convive mejor con eso de ver su dorsal en el pizarrín digital del cuarto árbitro. Así que todos contentos; quizá no fue lo más justo, pero sí lo más sensato.
El partido fue un potaje de balonazos y su correspondiente salto entre defensor y atacante para intentar bajar la pelota al suelo. Una invitación al bostezo y al zapping en busca de mayor entretenimiento en mitad del puente. Una maniobra preciosista de Negredo fue la única invitación al aplauso de la velada. El Sevilla bajó de nota, se afeó, pero se fue de Chapín con lo que quería: los tres puntos.
En apariencia era un pelotazo, un balón puesto en rifa al cielo que se quitó de encima Fernando Navarro. Así lo entendió también el central del Xerez, que le dio la espalda a Negredo para recuperar su posición en el centro de la defensa. Pero ese balón de playa aterrizó suave en las botas de Negredo. Luego se quitó de encima a un defensa con un sombrero y aprovechó el bote para superar al portero del Xerez por arriba.
El delantero madrileño abrió el triunfo sevillista con esa jugada de apariencia intrascendente. Marcó las diferencias en una noche en la que el Sevilla se olvidó de la brillantez para hacer gala de su productividad. No tuvo la electricidad de otras ocasiones para desbordar por buen juego al contrario.
Con el secuestro de sus cedidos, los sevillanos obligaron a Cuco Ziganda a cambiar sus planes. Le quitó algunas cadenas a la alineación para darle más profundidad con Maldonado u Orellana. Fue mera apariencia, puesto que los gaditanos se dejaron dominar. Hicieron donación gratuita de la posesión para intentar descubrir el paraíso al contragolpe.
Con toda la segunda parte por delante, el Xerez empujó en busca del empate. Sin lujos, aprovechó las jugadas a pelota parada para acorralar por momentos a su rival. Javi Varas salvó dos puntos con una parada llena de reflejos en un cabezazo de Gioda dentro del área chica.
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