La decadencia futbolística de Berlusconi
Desde que ganó en 2007 su última Copa de Europa, el Milan, equipo del expresidente italiano, se ha estrellado en Champions y sólo ha logrado una Liga y una Supercopa. 'Il Cavaliere' ha reducido notablemente sus inversiones e
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Lo que vino con Silvio también se fue con él. La época de esplendor de finales de los ochenta y parte de los noventa del Milan se ha ido diluyendo poco a poco en los últimos años, en buena parte entre fichajes multimillonarios que no cuajaron y algún que otro escándalo como el Calciopoli. Los Sacchi, Baresi, Van Basten, Gullit o Rijkaard traídos por Berlusconi tras comprar el club en 1986 enamoraron a Europa y llenaron las necesitadas vitrinas milanesas. El dominio del Milan fue creciendo igual que el imperio de Il Cavaliere, que llegó brevemente a la presidencia de Italia por el Tangentopoli en 1994, cuando los rossoneri lograban su quinta Copa de Europa.
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Cinco ligas y tres Champions en las primeras temporadas alumbraron el futuro y dieron la razón a los millones invertidos por Berlusconi. Un desembolso que fue creciendo enormemente con el tiempo, mientras descendían los buenos resultados y los títulos. De esa manera, los rossoneri pasaron de ganar 17 trofeos en los primeros años de su presidencia a apenas tres ligas y dos Copas de Europa en los últimos 15.
Multimillonarios fichajes costeados en su mayor parte con dinero del magnate italiano a través de su sociedad Fininvest. Parte de ellos un fracaso, como los de los españoles José Mari o Javi Moreno. O el del portugués Rui Costa, el más caro de su historia, que apenas brilló en sus cinco años en el club. Sólo los aciertos en las llegadas de jugadores como Pirlo, Shevchenko y una promesa llamada Kaká permitieron a los rossoneri mantener el tipo con dos años gloriosos en Europa. Terminó convertido en un equipo viejo, con la media de edad más alta del continente y un cementerio de jugadores. Acabaron allí algunos que ya nadie quería, como Rivaldo, Ronaldinho o Robinho.
La imprescindible necesidad de renovar y rejuvenecer al viejo Milan se ha encontrado, sin embargo, en las últimas temporadas con una fuerte reducción de las inyecciones económicas de Il Cavaliere, con el fin de disminuir las acusadas pérdidas, que han pasado de 70 millones de euros en 2010, a 67 en 2011 y tan sólo 6,9 el año pasado.
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El declive es tal que Berlusconi se planteó vender a su niña bonita en 2009. Los insistentes rumores e informaciones incluso apuntaron al propio Gadafi como uno de los compradores interesados, si bien el club desmintió cualquier operación en ese sentido. Este verano el propio expresidente rechazó que se le pasase por la cabeza quitarse de encima a los rossoneri, como ha hecho Moratti con el Inter hace unos días.
Pero en estos tiempos en que ha perdido poder político y sólo recibe golpes y sentencias judiciales en contra, Il Cavaliere no quiere quedarse sin la que podría ser una de sus pocas fuentes de alegrías. Sólo que es posible que esas satisfacciones futbolísticas tarden en llegar. La economía no está para muchos dispendios -de ahí los traspasos de Ibrahimovic y Thiago Silva- y el Milan vende como su nueva filosofía la de "construir estrellas en vez de comprarlas". Una teoría que cumple más bien a medias. El fichaje de Balotelli y la vuelta de Kaká desmienten a los mandatarios italianos. De momento, la nueva doctrina no da sus frutos: son octavos en la Serie A, a 11 puntos de la Roma, que es líder.
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El equipo con más Ligas de Campeones -siete-, después del Real Madrid se ha estrellado un año tras otro en Europa desde que ganó su último título continental en 2007. Cayó cuatro veces en octavos y una en cuartos, mientras que no se clasificó para la edición 2008/09. Su verdugo favorito en las temporadas más recientes es el Barça, al que se mide esta noche en San Siro (20:45 horas, La 1), con las dudas de Balotelli y Kaká.
Milan: Amelia; Abate, Mexes o Silvestre, Zapata, Constant; Montolivo, de Jong, Muntari; Birsa; Robinho y Matri o Balotelli.
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Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Adriano; Busquets, Xavi, Iniesta; Alexis, Messi y Neymar.
Árbitro: Felix Brych (ALE).