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El cuento de hadas del Real Madrid

"Antes del minuto dos"

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El estadio Santiago Bernabéu, del Real Madrid, lleno hasta la bandera.

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MADRID.— Hoy martes, a partir de las 20:45 de la noche, se citan en el Bernabéu viejos requisitos para regresar a esas remontadas de los ochenta. En el vestuario del Madrid tal vez faltará la voz de Camacho que entonces hizo ley —"¿Estamos o no estamos?"— con esa intensidad suya que era capaz de llegar hasta el barrio de Orcasitas. Tampoco estará la prosa de Valdano, que popularizó aquello del "miedo escénico" como si, en vez vez de Valdano, fuese García Márquez. Pero es que entonces la literatura hizo magníficos negocios con aquellas noches, en las que el Real Madrid remontó tantos partidos en la vieja Europa.

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"No eran días diferentes al resto. No tenían por qué serlo. No te ibas a agobiar desde por la mañana", insiste. "Ese día, el futbolista llevaba la misma vida. Comía lo que había en el plato, se echaba la siesta en la habitación y quizá una vez que se montaba en el autobús, de camino del hotel al estadio, sentía algo especial porque estaba ante una noche que se podía recordar toda la vida".

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Y quizá por eso hoy volvemos a acordarnos del número '7' de Juanito o del '9' de Santillana, porque el periodismo también es volver a lo que un día pasó y que Valdano definió como "miedo escénico": "Un carnaval a destiempo, ruidoso y orgullosamente disfrazado de banco, con una confianza casi irresponsable en nuestras posibilidades". Toda una combinación de elementos que las nuevas generaciones ya ni se imaginan, con aquellos fondos, norte y sur, del Bernabéu repletos de gente que veía el partido de pie como si no fuese a haber mañana. Cristiano Ronaldo aún no había nacido siquiera.

"No eran días diferentes al resto. No tenían por qué serlo. No te ibas a agobiar desde por la mañana", explica Amancio, entrenador del Madrid en los 80 

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Por eso este relato de hoy es como un libro de historia en el que también tiene derecho a aparecer Isidoro Sanjosé, que fue uno de los defensas centrales de aquellas noches. El precio son sus recuerdos e infinitos problemas de cadera que hoy, a los 60 años, arrastra de su época de futbolista y que, sin embargo, analiza con más eficacia que emoción. "¿Que si nosotros estábamos nerviosos? No, hombre", desmiente. "Uno está nervioso cuando se va a examinar de Selectividad por primera vez. Pero un futbolista en el campo no hace más que repetir lo que está a acostumbrado a hacer. Va a desarrollar su profesión y quizá sea cierto que, al menos, entonces no sólo nos enfrentábamos a un resultado en contra. También a un rival igual o mejor que nosotros. Y eso sí lo admito, porque, en realidad, era así. Pero, por otra parte, no sé si eso sucede esta noche frente al Wolfburgo, yo juzgo demasiada la diferencia".

"Antes del minuto dos"

Siempre será imposible volver treinta años atrás, en cualquier caso. "Ni puede ni se debe. No vale la pena", explica Sanjosé, "porque estaríamos cambiando los tiempos de la vida". Amancio tampoco acepta ese trato. "Los partidos hay que jugarlos. El pasado no es una energía que te vaya a hacer correr más. Otra cosa es que nos guste recordar y aprovechemos oportunidades como éstas para hacerlo".

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"Un carnaval a destiempo, ruidoso y orgullosamente disfrazado de banco, con una confianza casi irresponsable en nuestras posibilidades", así definió Valdano el miedo escénico

Hoy, ya no se sabe si puede ser así. Ni siquiera si el Madrid necesita un sobreesfuerzo para eliminar a este Wolfsburgo como en su época hubo hacerlo frente al Anderlecht de Scifo, el Inter de Altobelli o el Borussia de Uwe Rahn.

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