Corona: "Estamos todo el día cometiendo errores"
Un cráneo privilegiado para poner paz en Almería. Un futbolista a la vieja usanza que acepta sus imperfecciones, que vuelve a casa en autobús y que ahora mismo está en una nube: acaba de ser padre de una niña
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MADRID.- En su vida no hay espacio para la perfección. Pero ama lo que hace y lo que dice. Por eso esta conversación es un trozo de realismo en un mundo como el del fútbol que Miguel Ángel Corona (Madrid, 1981) puede comparar a la política. “Tiene ese aire de teatralidad”. Su declaración forma parte de un patrimonio de quince años de profesional. Nació para el fútbol en el Bernabéu, donde volverá esta noche con el uniforme del Almería (20.00 horas) con la dignidad de siempre y que podría especificarse en el libro que está leyendo ahora, La derrota de nunca acabar de Miguel Naveros. “No sé lo que me faltó para convertirme en un ídolo”, explica. “Supongo que actitudes y aptitudes”. Sin embargo, en la hora del balance, sabio y canoso, no queda la pena. “Soy un tipo feliz”.
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¿A su edad se ha convertido en un profesor de Filosofía en el fútbol?