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Colombia se gana al mundo

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Colombia llegó a Brasil 2014 con la prudencia generada por experiencias anteriores y como de tapado, pero esperanzado en engrandecer un periplo mundialista con más sombras que luces. La llegada de José Pekerman dio otro aire al conjunto cafetero, animador de eventos gracias al colorido de su gente y al juego desenfadado que plasmaba sobre el césped. Sin más. No fue, sin embargo, tomado en serio.

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Sin embargo, en Brasil algo ha cambiado. Cuatro victorias consecutivas, convincentes y contundentes, han llevado a Colombia a la consideración. Once goles a favor y dos en contra, buen juego y jugadores con visos de estrellas que saldrán de la competición revalorizados y cotizados en el mercado internacional son avales más que suficientes para que el conjunto cafetero haya despertado pasiones y ponga en máxima alerta a la anfitriona, Brasil, de cara al choque de cuartos de final. La última exhibición, en los octavos ante Uruguay, da muestra de su potencial.

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Colombia no fue capaz de explotar en su medida la fantástica generación de los 90. Hubo más fútbol que resultados en aquel combinado dirigido por Francisco Maturana, con futbolistas de renombre que ya empezaban a formar parte de las grandes ligas del viejo continente. Cierto conformismo, inexperiencia y, a veces, desorden futbolístico, enterraron precipitadamente las expectativas. Y hombres como Higuita o Valderrama no culminaron sus carreras con una gran éxito en un Mundial. Camerún se cruzó en su camino.

Dieciséis años después de su último Mundial se plantó con merecimiento en Brasil. Formó parte del sorteo como cabeza de serie gracias a sus méritos y el panorama se ensancha para él a pasos de gigante. Brasil espera ahora a Colombia, que con una lección de fútbol y liderado por el hombre del Mundial, James Rodríguez, enterró la losa de octavos para situarse, por primera vez en su historia, en los cuartos de final. Entre los ocho mejores del Mundo. La selección brasileña, estancada en su autosuficiencia, aguarda en Fortaleza a un equipo cauto, que va paso a paso al contrario que otras veces, pero en un crecimiento sin igual.

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De una tacada y a lo grande, Pékerman ha sabido encauzar el ánimo de un bloque continuamente golpeado por las bajas. Luis Amaranto Pérez, Edwin Valencia y, sobre todo la de su gran referente en ataque Radamel Falcao. Cuando el delantero del Mónaco, víctima de una lesión en el ligamento cruzado, perdió el tren hacia Brasil, el pesimismo abordó al entorno cafetero.

Pékerman, que suma nueve partidos como mundialista sin conocer la derrota, que nunca ha perdido choque alguno en un Mundial, representa la calma ante la euforia. La sensatez frente la locura de un pueblo sumergido en un sueño desatado. Perdió también, en plena concentración, a Aldo Leao Ramírez. Pero no perdió la confianza en un grupo que está alimentando la historia.

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El técnico argentino dio con la tecla desde que llegó a la selección. Mantuvo la filosofía, eso no cambió. Posesión y pelota. Pero propuso un juego más directo. Mayor acoso al gol. La fórmula ha funcionado. Colombia suma 21 goles en su historia en el Mundial. Más de la mitad son en Brasil. James suma cinco, máximo goleador de la cita, por delante de Messi, Neymar y Müller. Once acumula como internacional.

Colombia, asentado ya en el cuartel general de Cotía, al lado de Sao Paulo, recobra la normalidad mientras espera los cuartos de final. Existen precedentes para soñar. Su fútbol ha ido de menos a más durante el torneo. Pékerman llegó a Colombia el 29 de febrero del 2012. Veintinueve meses después totaliza 18 victorias en 27 partidos. Números esperanzadores que pretende ensanchar.

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