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Chygrynskiy, con los ecos de Koeman

Al igual que le sucedió al holandés, la grada se ceba con Dima

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"Soy veterano por estos lares y sé que el run-rún con Chygrynskiy ya está instaurado. Probablemente ya lo estaba antes de comenzar el partido, pero si alguien es culpable de haber insistido con él, ese soy yo". La madrugada de ayer, el vestuario del Camp Nou en pleno, y con Pep Guardiola a la cabeza, salió en defensa de Chygrysnkiy después de que el zaguero oyera, por segunda vez en su corta historia con la camiseta azulgrana, silbidos de su propia hinchada. Incluso Messi, habitualmente comedido en sus declaraciones, se mostró franco y contundente: "El Camp Nou se equivoca con Chygrynskiy", aseveró el Balón de Oro.

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"En el estadio deberíamos de sentirnos como en casa", comentó quejoso Alves. "Dima necesita tranquilidad. Si cuando juega le pitan, no lo ayudan", reclamó Milito. "Todavía tiene que acostumbrarse al fútbol del Barcelona", lo justificó La Pulga. "Tiene un prometedor futuro por delante en el club", coincidieron los dos argentinos.

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Pero los 25 millones que el Barcelona pagó al Shakthar por su fichaje y la ofuscación que mostró Guardiola para conseguir su llegada al equipo se han convertido en un lastre para el joven central, que todavía no ha conseguido superar un dificultoso periodo de adaptación. Tras varias semanas en el banquillo, Chygrynskiy volvió a la titularidad ante el Sevilla en Copa. Firmó un buen primer tiempo, pero mostró su repertorio de carencias en el segundo.

La hinchada le pasa factura por su alto precio y la tozudez de Guardiola

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Sin poder competir en Europa, porque ya lo hizo con el Shakhtar al inicio del campeonato, Guardiola sólo le ha alineado en ocho de los 16 partidos de Liga disputados hasta la fecha. En Copa, Dima ha sido titular en dos de los tres partidos jugados por el Barça.

"Soy un hombre tranquilo, pero hay momentos en los que sufro", se sinceró el ucraniano. "Estoy en una nueva ciudad, todavía no conozco bien el idioma, necesito relacionarme más con mis compañeros y coger confianza", argumentó, para añadir: "Aunque para jugar en el Barcelona hay que estar preparado para eso".

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"Es un jugador fantástico, un chico de 22 años que llegó a mitad de temporada. No es sencillo. Cuanto más le silben, más lo ayudaremos nosotros porque ha venido para años. Conozco el estadio y sé que le costará, pero lo superará", aseveró Guardiola. No en vano, el de Santpedor sabe que incluso su gran amigo Ronald Koeman, un mito del barcelonismo, soportó en su día los pitos del Camp Nou, que no esperó ni dos partidos para silbarlo y ya lo abucheó en su primer Gamper.

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