Alemania es una apisonadora
Los germanos arrollan a Inglaterra con una actuación perfecta y se desquitan del gol fantasma de Hurst en el Mundial 66
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Palabras mayores en Bloemfontein, el partido del Mundial. Fútbol a borbotones. Un primer tiempo al fin fabuloso, reñido, y un segundo también delicioso, pero ya desigual. Alemania fue un huracán. Barrió a Inglaterra del Mundial, la sacó a gorrazos a partir del juego absoluto. La maltrató primero al ataque, cuando cargó con la iniciativa, y también después, cuando hizo maravillas con contragolpes supersónicos.
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Fue capaz de marcar por las bravas, en la pelea de un larguísimo saque de puerta, y de forma delicada, después de armónicas triangulaciones. Alemania lo hizo todo. Y hasta se benefició de un error arbitral, influyente por el momento en que se produjo, que repara simbólicamente una deuda histórica. El gol fantasma de Hurst ya tiene su particular réplica.
Pesó menos sobre el marcador que el fútbol arrollador germano, pero fue un inequívoco guiño a la historia, una vieja cuenta pendiente que estos dos equipos tenían tarde o pronto que saldar. El desquite del gol fantasma que más literatura ha generado alrededor del balón. El remate de Hurst en Wembley que nunca entró y le dio el título a los ingleses frente a los alemanes en 1966.
Ese inmortal derechazo golpeó en el larguero y botó sobre la raya, pero el colegiado lo dio por bueno. Ayer, en plena fiebre por nivelar el marcador, poco antes del descanso, Lampard tiró desde más lejos y algo más templado, pero recompuso inversamente la secuencia. El balón golpeó en el larguero y botó un metro por detrás de la raya: el árbitro dijo "sigan, sigan" y no concedió el gol. Habría sido el empate, la rúbrica a los mejores 45 minutos que había contemplado Suráfrica.
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El partido era atractivo desde el cartel. Alemania jugó más desde que escuchó el silbato. Salió armada de mayor determinación y ganas de protagonismo. Una máquina de abrir defensas con eléctricas asociaciones, de llegar y llegar con un juego combinativo letal. Löw ha construido un gran equipo que conduce Özil, la joya del campeonato, pero que está muy afilado a su alrededor. Especialmente por los costados, por donde Müller y Podolski cortan el partido con la precisión de un maestro jamonero.
No fue a partir de ese juego de tiralíneas en el balcón del área como se puso el marcador de cara, sino a la vieja usanza, peleando un saque de puerta, pero sí arrancó así las mejores ocasiones: dos llegadas que James sacó a Özil y Klose y el sublime segundo tanto, de Podolski. Alemania fue delicatesen, juego autoritario por abajo, vertiginoso, profundo e intencionado.
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Inglaterra, pese al sobrevalorado cartel que luce el trabajo defensivo de su entrenador, no podía cortar la hemorragia. Parecía grogui. Y, sin embargo, recuperando las raíces de su fútbol, se prohibió la rendición. Fue justo después del 2-0 cuando se escapó del baile y se lanzó arriba. Fútbol directo, balones colgados, ataque masivo y ritmo endemoniado. Llegó el gol de Upson ante la pasividad de Neuer y el globo de Lampard que el árbitro vació de contenido. Se alcanzó el descanso e Inglaterra siguió su acoso. Lampard golpeó otra vez en el larguero. Inglaterra se la jugó con todo y se descuidó por atrás.
Fue entonces cuando Alemania mostró al fútbol su otra artillería, el contragolpe. No se puede ejecutar más rápido ni mejor. En dos acciones impecables desde un área a otra acabó con Inglaterra para siempre. El Mundial de Suráfrica ya tiene un candidato cierto al título, el equipo que ya puso lo mejor de la primera fase y que ayer ofreció una actuación abrumadora y perfecta. Alemania ha puesto al mundo a temblar.
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Alemania: Manuel Neuer; Philipp Lahm, Arne Friedrich, Per Mertesacker, Jerome Boateng; Sami Khedira, Bastian Schweinsteiger, Thomas Müller (Piotr Trochowski, m.72); Mesut Ozil (Stefan Kiessling, m.83; Lukas Podolski, Miroslav Klose (Mario Gómez, m.72).
Inglaterra: David James; Glenn Johnson, Matt Upson, John Terry, Ashley Cole; James Milner (Joe Cole, m.63), Steven Gerrard, Frank Lampard, Gareth Barry; Wayne Rooney y Jermain Defoe (Emile Heskey, m.72).
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Goles: 1-0, m.20: Klose. 2-0, m.32: Podolski. 2-1, m.37: Upson. 3-1, m.67: Müller. 4-1, m.70: Müller.
Árbitro: Jorge Larrionda (Uruguay). Tarjetas amarillas a Friedrich, por Alemania, y a Johnson por Inglaterra.
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Incidencias: partido de octavos de final disputado en el estadio Free State de Bloemfontain. Lleno. 40.911 espectadores.