74 visiones de un título
La batalla por el alirón. Tras la carrera más apretada que se recuerda, Guardiola y Pellegrini se juegan el trabajo de todo un año en una sola jornada
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La Liga llega mañana a su fin con Barça y Madrid enfrascados en un ardua pelea que dura ya ocho meses. Un campeonato de récord, igualadísimo, que se decidirá en la última jornada y cuyas claves, Guardiola y Pellegrini han desmenuzado en 74 ruedas de prensa. Hoy, ambos técnicos afrontan la postrera antes de que uno de sus equipos cante el alirón.
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Con sus declaraciones, semana tras semana, ambos han elaborado el relato de una Liga que pasará a la historia por la "burrada" de puntos que firmarán tras esta jornada tanto el campeón como el segundo clasificado.
Al técnico catalán le ha tocado lidiar con árbitros, elecciones y su renovación
Desde el inicio del campeonato, a finales de agosto, hasta hoy, Guardiola ha insistido en algunos conceptos. El primero: que el equipo debía de centrarse en la competición doméstica. "Lo que tendrá mérito este año será conquistar de nuevo la Liga", "es el título más bonito", "debemos de concentrarnos en ella", insistía el de Santpedor con su equipo a las puertas de disputar los octavos de final de la Liga de Campeones e incluso antes de la semifinal europea ante el Inter de Milán.
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El segundo, equivocado: "Este año no vamos a ganar una sola comparación respecto a lo que hicimos la temporada pasada. La única, que hemos empezado mejor", advirtió tras un par de jornadas. "No somos el equipo perfecto", abundó más tarde. Y previno: "Algún día perderemos, darlo por seguro". Luego, el tiempo le quitó la razón sobre algunos de sus avisos y, a falta de diez partidos para la conclusión del torneo, no le quedó otra que reconocer que tener ya 71 puntos era "una puta barbaridad".
Pellegrini muestra cierto recelo a discutir de fútbol con la prensa
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El tercero concepto en el que ha insistido ha resultado premonitorio: "El campeonato se decidirá en las últimas jornadas", proclamó a principios de noviembre. "El clásico del Bernabéu no decidirá la Liga", añadió el 6 de marzo. Y el cuarto, innegociable: "El estilo no se toca".
Mientras que la temporada pasada denunció un exceso de elogios, esta, Guardiola ha insistido en piropear hasta la saciedad a su equipo. "Somos mejores que la temporada pasada", "tengo una fe indestructible en mis jugadores", "mi confianza en el grupo es máxima", "no tengo reproches", ha repetido de forma recurrente hasta caer rendido a los pies de sus futbolistas. "Mis jugadores son un espectáculo", afirmó tras el derbi de Cornellà. "Pase lo que pase, me iré satisfecho de vacaciones; yo ya no puedo pedirles que ganen la Liga, que hagan lo que quieran", proclamó tras golear en el Camp Nou al Tenerife. "Con lo que se ha gastado el Madrid", añadió.
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Aún así, el técnico no ha rebajado su nivel de exigencia. "No quiero excusas ni lloriqueos", señaló cuando la gripe A y una plaga de lesiones musculares asolaron el vestuario azulgrana. "Podemos hacerlo mejor", apuntó en diversas fases de la temporada.
A nivel individual, se ha atribuido "la culpa" de los pocos minutos que ha disputado Bojan; de que Henry no se haya ni asomado al jugador que fue la temporada pasada; de los fallos de Chygrynskiy. Y ha ensalzado los logros de Messi "el mejor del mundo", Pedrito "tiene un don", Puyol, Piqué y compañía.
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En cambio, a Guardiola, no se le ha visto cómodo en su lidia con el denominado villarato. "No me van a convencer de que hemos ganado seis títulos por lo árbitros, hay demasiado trabajo aquí; demasiada gente currando", espetó tras batirse con el Getafe. "Si nos quedamos con diez, tenemos que ganar con diez; si nos pitan tres penaltis en contra, tenermos que superarlo y ganar. Somos el Barça y la historia habla por sí sola". Y, expulsado en Almería, explotó: "Clos y Gallego mienten", en referencia a lo que el colegiado y su auxiliar escribieron ese día en el acta del partido.
Algunos temas colindantes como su renovación, las elecciones a la presidencia del club o lo publicado por los medios"aquí pierdes un partido y Robinho es portada", dijo a finales de año también han merecido algunas referencias por parte del técnico.
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Puntero, puntaje, equipo en construcción, ansiedad, bandas ocupadas, equipo goleador. El discurso de Pellegrini ha sido tan lineal como hierático su rostro y templado su tono de voz. Ni en los puntos más negros de la temporada elevó el volumen ni emitió exabrupto alguno. Metida en un modulador, los gráficos describirían la voz de un entrenador que no se altera ni para analizar al equipo ni para responder a las críticas que le han perseguido desde las primeras jornadas: "Cada uno maneja su ética como le conviene; yo no opino sobre colegas", le respondió a Schuster cuando éste dijo que el Madrid era como "una pastilla para dormir cuando no jugaba Cristiano". La misma flema que cuando anunció que con Florentino "no hablo".
Las ronqueras tras los partidos y la vestimenta son las alteraciones más significativas de sus puestas en escena. De chándal en las ruedas de prensa de las previas y de traje al término de cada duelo, con ese peinado innegociable de José Luis Rodríguez El Puma, las comparecencias de Pellegrini son el mejor resumen del tránsito liguero del Madrid y del suyo en particular. La única vez que se le vio desmejorado, ojos rojos y nervioso al pronunciar fue cuando respondió a las críticas de Valdano, su valedor ante Florentino, por no haber alineado a Mosquera en A Coruña con 1-3 en el marcador. "Hay que preguntar a Valdano por lo que dice; otra cosa es lo que hago yo. No le pregunto cuando suben jugadores de qué juegan. Conozco absolutamente a todos los que se entrenan con nosotros. La cantera no está dentro de mi trabajo, pero yo los conozco" .
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La única vez que ha sido ofensivo con un rival fue cuando le espetó a Guardiola: "No sé qué hubiera pasado si ellos llegan a estar dos meses sin Messi, como nos pasó a nosotros con Cristiano" . O cuando le lanzó otro recado: "No somos campeones porque no ganamos el partido del Camp Nou en el que fuimos mejores".
"Somos un equipo en construcción", repetía tras las primeras victorias ligueras cuando el Madrid empezaba a enseñar su tremenda pegada, pero su fútbol no convencía. Antes, en la segunda jornada, ya había tenido que rechazar una comparación que ha sido eterna: "No pretendemos jugar como el Barça". Más adelante, se reafirmó con una frase que fue encajada de manera dispar por el madridismo: "Al Bernabéu no le gustaría el juego del Barça".
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Los momentos más críticos para Pellegrini en el primer tercio del campeonato llegaron tras el 4-0 de Alcorcón, que tuvo consecuencias en varios frentes. Según el diario Marca, Guti le mandó a tomar por culo. El club, el jugador y Pellegrini lo negaron, pero lo cierto es que el centrocampista no fue convocado para el partido ante el Getafe: "Guti es un jugador muy importante. Si no está citado no es por castigo ni porque haya sido insolente, sino que ha salido de una lesión y tiene que recuperar su nivel". Y le mandó un mensaje ante su falta de compromiso: "Irá convocado cuando el cuerpo técnico lo considere y él también quiera ser convocado".
La otra gran consecuencia de la debacle de Alcorcón fue la consolidación de la suplencia de Raúl. "Raúl es titularísimo", advirtió en la previa del derbi del Calderón. "Cuando dije que Raúl es titularísimo es por actitud, por juego y por su nivel", matizó después.