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Xavier Durringer: "La victoria de la izquierda en Francia va a influir en muchos países europeos"

El director francés estrena en España ‘De Nicolás a Sarkozy', un biopic que narra el codicioso ascenso de Sarkozy hasta alcanzar la presidencia de la República

JORGE YUSTA

Xavier Durringer (París, 1963) dirige De Nicolás a Sarkozy, un biopic sobre el presidente francés que se estrena este viernes en España, coincidiendo con la campaña presidencial en el país vecino. La cinta, la primera que se rueda de un presidente en activo, se retrotrae a la jornada electoral del 6 de mayo de 2007.

Y a la vez echa la vista atrás para hacer un repaso de la meteórica ascensión de Sarkozy, tanto dentro del anterior gobierno como en la UMP, hasta llegar a ser el inquilino del Elíseo.

Sin embargo, mientras Sarkozy medra para colmar sus aspiraciones políticas, por el camino se va hundiendo su matrimonio con Cecilia, que le abandona poco antes de las elecciones. Protagonizada por Denis Podalydès, Hippolyte Girardot, Bernard Le Coq, Grégory Fitoussi y Florence Pernel, la cinta narra la red de mentiras, intereses, apariencias y luchas descarnadas que conforman el mundo de la política. En definitiva, el ‘show bussiness'. Se adentra, también, en relaciones como la que mantuvieron el propio Sarkozy y Chirac o la fobia que le profesaba Villepin. Una película documentada, en sí un 'acto político', que el mismo Sarkozy prefirió no ver.

¿Qué le llevó a decidirse a rodar una película sobre Sarkozy?

Porque Sarkozy ha cambiado los códigos de la política y en el guión escrito por Patrick Rotman, un documentalista político, había hechos y elementos que eran muy interesantes. Era, además, la primera vez que se hacía una película de un presidente en activo y eso nos permitía que nos pudieran contestar, incluso atacar. Me llamaba la atención el cambio realizado por Nicolás Sarkozy, contarnos día a día su vida, en la política, montando en bici, corriendo, cantando o estando en un barco con los amigos y después esa historia increíble que no podíamos haber inventado que es la de una mujer de un político que llega a presidente que le abandona y ni siquiera va a votar por él. Por tanto había elementos muy fuertes y también lo que me interesó de él es el secreto. Poder ser como un observador privilegiado, cuando se cierran los micros, se apagan las cámaras y se matan los políticos entre ellos con frases asesinas. Por lo tanto, había muchos elementos de interés para hacer esta película.

¿Cómo ha sido exactamente la labor de investigación?

Hemos trabajado Patrick Rotman y yo sobre cien libros, escritos por periodistas políticos. Todas las fuentes tenían que ser contrastadas, no podíamos trabajar sobre rumores o sobre lo que dijera la gente. Hemos trabajado también sobre todas las grabaciones de televisión sobre él y todas las imágenes que había sobre él aunque no se hubieran difundido. Conseguí ver unas 10.000 fotos de él entre 2002 y 2007. Por tanto, podemos decir que la película es al 99% precisa desde el punto de vista político. He trabajado sin autorización de los políticos, no teníamos el dinero de las cadenas de televisión, no pedimos permiso a la prefectura, por tanto no tenía derecho a hacerla. Por eso contratamos a 13 abogados para no tener ningún problema.

La película da la sensación de ser más una crónica periodística o un documental que un relato de ficción. ¿Es lo que quería transmitir?

No, no creo que la película parezca un documental. A partir de que tienes unos actores que interpretan y que tienes todo puesto en escena no puedes decir que sea un documental. Un documental nunca podría ir a las conversaciones secretas entre el presidente y Villepin o el presidente y el ministro del Interior. No tendríamos ninguna imagen de eso. Por tanto, la película llega a sitios que el documental no puede llegar. No tendríamos escenas íntimas entre Sarkozy y Cecilia. No tendríamos las imágenes en el aeropuerto cuando va a buscarla por la noche. Yo diría más bien que es una película documentada. Que trabaja sobre la verdad y sobre el detalle, pero la ficción llega donde no puede llegar el documental.

¿Qué visión quería dar de Sarkozy? ¿Qué era lo que quería destacar por encima de otros aspectos?

En primer lugar, quería hacer una película objetiva. No quería ni ensalzarle ni denostarle. Para mí el hecho de hacer la película era un acto político. Demostrar que hay muy poca ideología, hay sobre todo mucha comunicación y que al final los políticos son cada vez más actores. Están en una representación continua. Gobiernan mucho en función de los medios de comunicación, en función de las encuestas. Y también quería destacar esta historia completamente novelesca y metafórica de la pareja occidental de este hombre que tiene éxito en sus negocios pero fracasa en su matrimonio.

Además de dirigir también se ha encargado de escribir los diálogos de la película, ¿se ha tomado muchas licencias a la hora de escribir las conversaciones entre los protagonistas?

Hay cosas que se han vuelto a trabajar en el diálogo, pero las frases más asesinas y más fuertes no son invención del guión.

¿Cómo se fraguó la transformación de Denis Podalydès en Sarkozy?

Basándose en la alquimia, en una encarnación interna. No queríamos efectos especiales de maquillajes, ni implantes de nariz ni orejas. Solo una peluca y vistiendo siempre el mismo traje que lleva Sarkozy. Una encarnación profunda del papel y trabajar sobre el ritmo, sobre el cuerpo, sobre el nerviosismo interior y la manera en la que Sarkozy se para, toma pausas, acelera. El peligro era caer en la caricatura. El objetivo era acercarse lo más posible al personaje, pero sin caer en la caricatura.

¿Ha perdido Sarkozy hoy en día parte del carisma que refleja la película en aquella época y que le ayudó a llegar al Elíseo?

Creo que tiene la misma manera de moverse. Ha cogido mucha más confianza en el aspecto de soltar frases ocurrentes, hacer reír o para reírse de sus adversarios. También se ha cultivado a través de su relación con la prensa. Ha leído muchos libros. Carla le ha hecho descubrir mucho del cine clásico y del actual. Se ha cultivado un poco aunque no hable mucho de la cultura. Y eso que la cultura resulta absolutamente ausente de la política.

En la película se muestra a una Cecilia Sarkozy ejerciendo una enorme influencia en las decisiones políticas de Nicolás ¿Realmente fue así?

Sí, así era. Cecilia estuvo con él durante 20 años. Elegía su entorno, limpiaba y se permitía decirle cosas que nadie se atrevía a decir.

¿Carla Bruni tiene hoy en día la misma influencia sobre Sarkozy que tenía Cecilia?

Carla es una modelo, cantante, que le aportado mucha confianza y muchas cosas en el plano artístico. Pero políticamente hablando, sus declaraciones, creo que no participa en la campaña de la misma manera. Y Cecilia participaba en su equipo de campaña activamente. Carla ahora está completamente fuera de esto.

Vemos que en la película Cecilia es una pieza fundamental, también se muestra a Rachida Dati, pero sin embargo su rival en aquellas elecciones Segolene Royal tan solo aparece a través de las menciones que hacen de ella.

Porque la idea era mostrar la batalla dentro de su propio clan. Chirac lo dice, no le importa nada saber quién está enfrente. Cuando Sarkozy se hace con el poder en la UMP es como cuando se juega al ping pong, es más difícil que un chino sea campeón de China de ping pong que campeón del mundo. Dentro de su campo la batalla fue mucho más difícil que fuera.

¿Tienen algún paralelismo aquellas elecciones de 2007 con las que se avecinan ahora?

Creo que Sarkozy no va a ganar las elecciones y que hay mucha gente de derechas a la que le va a encantar esto, ya que están pensando ya en 2017. Creo que la derecha francesa va a explotar si pierde Sarkozy. Hay una tercera parte de la gente de derechas que se va a ir con Marine Le Pen.

¿Y cuál es el motivo por el que puede perder Sarkozy?

Porque la gente está harta y François Hollande tiene diez puntos de ventaja en las encuestas. Entre la primera y la segunda vuelta un millón de personas tendría que decidir por votar por Sarzkoy para que ganase. El primer síntoma es que Angela Merkel ya ha llamado a Hollande y que quiere verle. Es el mayor síntoma que puedes tener de su victoria.

¿Podría ser el inicio de un cambio hacia otro modelo político en Europa para poder salir de la crisis?

Creo que hay muchos países europeos en los que va a influir si hay una victoria de la izquierda en Francia.

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