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Vivir sin Tequila (por segunda vez)

El legendario grupo hispano-argentino baja definitivamente el telón con un concierto divertido, nostálgico y repleto de invitados de lujo en el Wizink Center de Madrid.

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Ariel Rot y Alejo Stivel durante el concierto de su gira 'Adiós Tequila! Tour' ofrecido esta noche en el WiZink Center, en Madrid. (VICTOR LERENA | EFE)

MADRID,

España ya sabía lo que era vivir sin Tequila, pero los puntos finales suelen dar otro sabor a las despedidas. 36 años después de su primera separación, la banda de los supervivientes Ariel Rot y Alejo Stivel cierra una gira de despedida con menos estruendo de lo esperado, pero cumpliendo con creces el sueño que se propusieron cuando eran dos chavales emigrados de la dictadura argentina: pasar toda la vida encima de los escenarios.

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Para el bolo final, Tequila consiguió atraer a 5.000 personas al renombrado Palacio de los Deportes, empezando el show con Rock & Roll en la plaza del pueblo y finiquitándolo con Salta. Cualquier otra banda mataría por tener un solo tema así para el momento álgido de sus conciertos. Su colección de himnos es desproporcionada respecto al número total de canciones.

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"El brazo armado de la movida", como los definió Valdano, sigue teniendo el efecto de siempre: transportarte a un lugar en el que todo es muy fácil y en el que si buscas conflicto nunca tendrás espacio. Las primeras canciones, más pausadas para ir entrando en calor (y sin aire acondicionado fue cosa rápida) dejaron como mejor momento Mr.Jones, canción escrita por Charly García.

Es romántico a la vez que justo decir que las canciones de Tequila son eternas y están escritas pasado mañana, pero los años pasan y es inevitable sonreírse al cantar Ring-Ring y su verso "de mi teléfono voy a cortar el hilo". O cantar en directo por última vez Mira a esa chica y entonar "Ella no habla/y a mí me da igual/Esta tarde yo la sigo por toda la ciudad". ¿Qué aceptación tendría esta canción si se publicase hoy?

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Apenas cumplida la primera hora de show, Tequila quitó el tapón y empezó a pasar sus temas icónicos junto a los amigos invitados. Juancho, de Sidecars, cantó Yo era un animal, del disco en solitario de Alejo Stivel. Los M Clan defendieron Necesito un trago con un Tarque irreductible y Las cosas que pasan hoy, una canción que demuestra que un análisis breve y básico de una situación política puede ser transferible a cualquier otra época. Fito Cabrales tocó Nena y Me vuelvo loco mientras hacía reír a todos con su buena onda y sus solos de guitarra magnéticos y Leiva hizo de Coque Malla cuando tocaron Mucho Mejor (Hace Calor), la icónica canción de Los Rodríguez compuesta por Ariel Rot, un tipo que se pasea por el escenario con la tranquilidad de no tener que demostrar nada y sabiendo que si la historia de la música es justa, él tendrá un hueco privilegiado.

El momento más emocionante de la noche lo trajo precisamente él, cuando, en el centro del escenario, versionó Sábado a la noche de Moris y se acordó de Julián Infante y Manolo Iglesias, dos de los cofundadores de Tequila ya fallecidos. Alejo Stivel, que conserva la voz prácticamente intacta, no pudo ocultar un pequeño quejío al cantar Ya soy mayor en versión acústica. Apenas restaban diez minutos al concierto y se empezaba a atisbar el fundido a negro definitivo. Cerraron sin tristeza y con alegría, la marca registrada de la banda.

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Cuando Tequila saltó a la escena nacional en 1978 fueron la mejor imagen para un país con ganas de divertirse y exprimir la recién nacida democracia. Tenía que ser la banda sonora de esta fiesta que iba a ser España, llena de esperanza y promesas. Como si de un mensaje oculto se tratase, deciden desenchufar los amplificadores cuando el ahora llamado Régimen del 78 empieza a tambalearse. Otro grupo que pierde la batalla de la longevidad contra los Rolling Stones. Tequila puede decirnos que se va, pero no cuela. Ayer despertaron músicos y hoy amanecen eternos. Tuvieron que venir unos argentinos a enseñarnos a rockear.

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