Vicente Aranda, un director a la americana
El cineasta hizo propios todos los trabajos a lo largo de más de medio siglo, convirtió en personales todos los encargos. Su vínculo profesional con Victoria Abril y el inacabable desencuentro con Juan Marsé destacan en su trayectoria.
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Una vez oí a Vicente Aranda contar una divertida anécdota a propósito de los festivales de cine y de las prisas que todo el mundo tiene en ellos. Recordaba, con una medio sonrisa bastante gamberra, cómo un periodista había pasado una hora entrevistándole pensando que en realidad era Mario Camus. “Encantado de haber hablado con usted”, dijo el cineasta al reportero al terminar la charla. “Pero debería saber —añadió— que yo no soy Camus, yo soy Vicente Aranda”. Seguro que entonces, igual que durante medio siglo hizo con el cine, consiguió hacer suya, propia, hacer personal, la entrevista ‘a Mario Camus’. Así lo hizo siempre con el cine. Tenía ese talento peculiar. Marcaba con sello de autor cada trabajo.
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Un director a la americana
“La misma sintonía”
En todas sus películas encontramos sus obsesiones; el sexo, la dependencia emocional, la lucha por la vida… y las mujeres
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Marsé-Aranda