Un viaje a la zona cero de la violencia machista
Un fotógrafo revisita las escenas de decenas de crímenes para denunciar el olvido y revolverse frente a la fría estadística. 'Lo que no se ve' podrá visitarse en el Centro Internacional de Fotografía y Cine (EFTI) hasta el próximo 3 de octubre.
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madrid,
Hay lugares que gritan, lugares cuya memoria nos interpela desde otro tiempo y otro espacio. Como si la atrocidad que allí se cometió quedara marcada para siempre en esa oficina, sobre ese sillón raído, bajo esa parra. Hay sitios que gritan el dolor que vieron, sólo necesitan que alguien lo escuche y traduzca ese grito, lo convierta en emoción.
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En esas anda metido el valenciano Jesús Montañana, bregado en los sinsabores de la prensa local y reconvertido en una suerte de perito de la brutalidad machista. Lo hace poniendo el foco en el escenario del crimen, espacios que muestran el silencio que queda tras la barbarie y que, de la mano de este joven fotógrafo, dejan de ser meras localizaciones urbanas, vulgares descampados o acequias sin nombre.
"Recuerdo que cuando curraba en un diario y cubría como fotógrafo casos de violencia machista mis compañeros se centraban en captar escenas de dolor de la familia, pero lo cierto es que esas imágenes terminan motivando al agresor mostrando que han conseguido causar daño a la víctima y sus allegados", explica Jesús. De modo que trató, sin suerte, de aproximarse por otro flanco al centro de la brutalidad machista.
"Pensé que podía estar bien reflejar la violencia de otra forma y así lo hice, pero el resultado no gustó a mi jefe, me dijo que las fotos eran una mierda". En efecto, el periodismo no siempre es buen lugar para sutilezas. Así que Jesús lo dejó estar por un tiempo, se desligó del periodismo y fue padre. Un día de finales de 2016, con su hija todavía en la cuna, escuchó en el telediario un caso atroz en el que un hombre había asesinado a su expareja a las puertas del colegio del hijo de ambos. "Entendí que debía hacer algo".
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"Intuí que puede haber una manera más responsable socialmente de reflejar estos crímenes, algo que fuera más allá de esa sobresaturación de imágenes de familias llorando". Y lo que sigue es un tipo sólo en una furgoneta recorriendo el mapa de la barbarie machista. Miles y miles de kilómetros a lo largo y ancho del país a la caza de esos lugares llenos de silencio, imágenes que se revuelven frente al olvido y la fría estadística.
El resultado sobrecoge. Decenas de imágenes que han ido conformando Lo que no se ve, una exposición aparentemente inocua que, a poco que uno se detiene frente al lugar de los hechos, percibe que algo ahí no va bien. "Supongo que es porque pasaba muchas horas en la furgo, a veces dormía en ella, siempre dándole vueltas a los detalles del crimen, cuando llegaba tenía la mirada ya muy condicionada por todo lo que había leído y pensado sobre lo que había sucedido".
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Se trata de un trabajo habla sobre la violencia machista no sólo sobre la violencia de género. La diferencia legal radica en que en los asesinatos por violencia de género la víctima debía tener algún tipo de relación con su asesino, pero también hay muchas víctimas que no conocían a su agresor.
En España 49 hombres cometieron asesinatos de género durante el año 2017. Estas son las cifras gubernamentales, pero si sumamos los casos no oficiales como los asesinatos no íntimos (es decir, aquellos en los que la víctima no mantenía ningún tipo de relación con su asesino), los feminicidios por prostitución, los asesinatos a menores y los que se quedaron en investigación −o no hay datos suficientes−, en total fueron más de 80 personas a las que se les arrebató la vida por violencia machista en sólo un año.
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"No buscaba nada especial, tan sólo el lugar exacto en el que se cometió el delito, no siempre se ven las huellas, aunque a veces sí hay rastros evidentes; por lo general llegaba un par de días después para encontrar los espacios más despejados...". Como si levantara un atestado pero en diferido. La asepsia al servicio del arte y la denuncia. Una luz "suave y tenue" y unos colores que "no fueran vivos" ya que hablan de la "muerte y la ausencia".
La exposición, que se podrá ver en el Centro Internacional de Fotografía y Cine (EFTI) hasta el próximo 3 de octubre, conforma un proyecto que Montañana ha decidido continuar, incapaz de acotar la barbarie a un año determinado, consciente de que mientras exista un sólo asesinato machista, alguien tiene el deber de fotografiar la escena: "Creo que no debería olvidarse lo que ha pasado en estos lugares, si queremos que algún día deje de ocurrir".
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