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Tricicle cumple 35 años como una rara avis en el panorama teatral español

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Hace 35 años, un 1 de noviembre, Carles Sans, Paco Mir y Joan Gracia actuaron por primera vez con el nombre de Tricicle. Fue en Breda (Gerona), y mañana sábado lo celebrarán representando Bits en Vic (Barcelona). En medio, "la maravilla" de haber actuado ante 6 millones de personas en todo el mundo. "Somos la única compañía española que mantiene en activo a sus fundadores. Ni Els Joglars, ni Els Comediants o Dagoll Dagom, que son más antiguas, pueden decir lo mismo", presume Carles Sans (1955).

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La primera actuación "retribuida" de Tricicle con ese nombre, "improvisado" por una novia que tuvo Sans aquel mismo día, mientras iban en coche, y que hacía referencia a que son "tres ruedas", fue una representación en torno a la conmemoración "de los muertos": "Nadie imaginó entonces que 35 años después íbamos a estar aquí", rememora. Decidieron "no decir ni mú" en sus espectáculos, porque les gustaba mucho lo que hacían entonces la compañía inglesa de Lindsay Kemp, el payaso holandés Jango Edwards y el actor Albert Vidal, aunque "tenía mucho peligro" lo de hacer mimo, algo "muy denostado".

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"En un festival internacional de mimo nos hicieron una crítica demoledora, pero le dimos la vuelta y nos sirvió para reaccionar. Creamos un género muy personal, llevando a nuestro terreno, con las herramientas aprendidas en la escuela de Arte Dramático, lo que se nos ocurría. El de Tricicle es un género de Tricicle", presume. Con su teatro gestual y su humor surrealista y naif han sobrevivido 35 años, cree, porque les ha ido bien desde muy pronto: "Conectamos con el público y ha ido todo rodado. Somos, además, de las poquísimas compañías que permanecen en el género".

Llevan tres años con su último espectáculo, Bits, con el orgullo de poder decir que fue el más visto en Barcelona la pasada temporada y que llenan donde van. "Preparamos nuestros montajes para que estén vivos en torno a tres, cuatro años y vamos con ellos a todas partes con vocación de estar temporadas. Por ejemplo, hemos estado dos semanas en Las Palmas, una ciudad en la que los espectáculos no están más allá de un fin de semana", subraya.

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En 35 años les han pasado muchas cosas en sus funciones, pero una de las más "chuscas" fue aquella en la que, muy al principio, les contrataron "para un congreso de suecos" que pensaban que iban a ver flamenco. "Cuando vieron aparecer a tres tíos vestidos de bebés, con pañal, y jugando con una pelota, el abucheo fue glorioso", se ríe Sans.

Regresarán en enero a Madrid, donde ya hicieron "Bits" en 2012, para acampar con ese espectáculo durante unos meses, pero ya están preparando un montaje que reunirá "lo mejor de Tricicle". Será, dice, una especie de "despedida", "porque lo de los viajes y los hoteles es cansadísimo" y cada vez les cuesta más, de un público que le ha sido tan fiel todo este tiempo que van a verles al teatro "no en grupos, sino ordenados en generaciones, de abuelos a nietos", bromea de nuevo.

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El mejor espectáculo es siempre el que están haciendo en ese momento, pero le tienen mucho cariño a Manicomic, el de la parodia de la canción de Julio Iglesias Soy un truhán, soy un señor, y Slastic, del que representaron parte en la clausura de las Olimpiadas de Barcelona. Si a ellos no se les nota "demasiado", se ríe, el paso del tiempo, sí se le nota a sus espectáculos. Manicomic tenía 8 efectos de sonido, y Bits, más de 600.

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