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Cómo la tragedia de Germanwings despertó la empatía con los refugiados sirios

Tras su éxito en Francia, la editorial Bruguera publica en España el primer volumen de la 'La Odisea de Hakim', del dibjante Fabien Toulmé. Una novela gráfica que aborda magistralmente, en primera persona y paso a paso esa dura metamorfosis de gente ordinaria a refugiados. "Nada depende de nosotros,  hace falta muy poco para perderlo todo y tener que huir".

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Un viñeta del cómic 'La Odisea de Hakim', del dibujante francés Fabien Toulmé. — Bruguera

madrid, Actualizado:

Fue el 24 de marzo de 2015 cuando algo empezó a rondar la cabeza del dibujante francés Fabien Toulmé. Aquel día un avión de la compañía Germanwings se estrelló durante su vuelo entre Barcelona y Düsseldorf con 150 personas a bordo. Copó todos los telediarios europeos. Las caras, nombres, historias y sueños rotos de cada uno de los pasajeros se convirtieron en algo casi familiar. También supo Fabien, como todo el mundo, que no había sido un accidente, sino que el piloto sufría una depresión tan profunda que viró en odio enfermizo. Estrelló el avión aposta.

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La historia era tan impactante que Fabien no dejaba de imaginarse a él mismo junto a su familia dentro del avión. "Es algo visceral, no podemos controlarlo. Te identificas enseguida con cualquiera de los pasajeros", apunta. Pero con quien no se identificó fue con ninguna de las 400 personas —migrantes y refugiados— que murieron en un naufragio en el Mediterráneo en aquellos mismos días, cuando el éxodo generado por la guerra en Siria vivía su gran apogeo hacia una Europa que solo levantaba vallas en el camino. Ningún telediario publicó los rostros de esos muertos, ni sus nombres ni sus sueños; no fue a sus antiguas casas a entrevistar a los familiares de los tragados por el mar. Solo hubo una breve noticia al final del informativo, sin contexto, sin razones, como si se tratara de un suceso casual.

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Al verlo de este modo, Fabien sintió algo, la mala conciencia quizás. Y de ahí nació la idea que años después sería una novela gráfica en tres completas entregas, La Odisea de Hakim, cuya última parte, De Macedonia a Francia, le valió el año pasado el Premio France Info de historietas de actualidad y reportajes.

Ahora llega a España la traducción de su primer volumen, De Siria a Turquía (Bruguera), en el que aborda esa trágica metamorfosis en refugiado de un ciudadano ordinario, ese punto de partida del viaje vital, geográfico y cultural que vendrá poco después, ante la incomprensión de un mundo que ve oleadas de amenazas en lugar de millones de personas necesitadas.

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"Pensé que podía favorecer la identificación, la empatía con estas personas, sean del lado del planeta que sean y tenga la cultura que tengan", explica el autor. Ser un refugiado no es más que ser una persona cuyo mundo se derrumba. Y en ese trance solo hay dos opciones: "O te caes con tu país o te marchas".

El dibujante francés, Fabien Toulmé. — Chloé Vollmer-Lo / CEDIDA

La frase no es de Fabien, sino de Hakim, el protagonista de esta novela gráfica que tiene muy poco de ficción. Para abordar este trabajo, el autor se entrevistó en varias ocasiones con el protagonista, que acababa de conseguir en Francia el estatus de refugiado después de un periplo de años y países, de rechazo y explotación, de desarraigo, pero también de solidaridad y lucha por salir adelante. Un proceso narrado desde lo subjetivo pero con un gran empeño didáctico que el formato cómic hace pasar inadvertido. Hay drama, por supuesto, pero sin el tono lacrimógeno o buenista que muchas veces se adopta en este tipo de historias.

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"A Hakim no le iba mal en Siria, no era pobre, y por eso ha logrado llegar hasta aquí, porque son las personas con cierto éxito las que pueden pagar un viaje tan caro", además de largo y arriesgado, apunta. El protagonista es un joven veinteañero que tenía su propia empresa en las afueras de Damasco, un vivero que funcionaba bien, que le permitió comprarse un coche, una casa y ahorrar. Pero la primavera árabe y la brutal represión del régimen de Bachar Al Asad derivaron en una guerra civil que sigue viva más de una década después, ya con varios países implicados, y que ha generado más de 5,6 millones de refugiados, según Naciones Unidas.

"Vemos a los refugiados como una entidad global y homogénea, pero no es así"

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Hakim, que no participa directamente en las protestas, acaba detenido y torturado, su negocio se va a pique y el Ejército sirio empieza a bombardear su barrio, uno de los bastiones rebeldes de Damasco. "Su vida está en peligro y se ve obligado a huir, pero quiere volver cuando las cosas se calmen, porque ama su país y su vida. Siempre piensa que es un exilio temporal. Él no quiere venir a Europa inicialmente, sino estar cerca de su lugar de origen", señala el autor. Por eso primero se refugia en el Líbano, luego en Jordania y después en Turquía. De hecho, son estos países vecinos los que han absorbido la mayor parte del éxodo sirio, pero la vida de los refugiados en estos países no es sencilla, como bien explica este cómic. "Es el devenir de la situación en su país y en su propia vida lo que obliga a Hakim a seguir yendo cada vez más lejos", resume Fabien.

Pero esta es solo una historia de miles. "Son una multitud de motivos y perfiles. Este es el que yo conocí, y quise hablar de los sirios porque en ese momento eran la mayoría de los refugiados que llegaban a Francia. Ahora es diferente, pero detrás están las mismas razones. Vemos a los refugiados como una entidad global y homogénea, pero no es así", asegura.

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A lo largo de las viñetas va quedando claro que Hakim, su familia y los compatriotas que se encuentra en su camino solo son una de las consecuencias de un desastre. "Cualquiera puede convertirse en refugiado", reflexiona el protagonista en varias ocasiones. Con los años, esta frase ha sido tildada de demagoga, quizás de exagerada. Se ha vaciado de contenido, "pero quizás deberíamos pensar que Rusia no nos queda tan lejos", reflexiona Fabien. "La guerra en Ucrania demuestra que no estamos al abrigo de nada. Cuando tenemos la suerte de crecer en un país estable y rico nos olvidamos del confort que nos rodea. Lo de Ucrania debería hacernos pensar que nada depende solo de nosotros, que hay muchos factores que pueden hacer que perdamos todo lo que tenemos. Los gobiernos, la economía o, como estamos viendo ahora, el clima. Hay más catástrofes naturales, hay sequías, hay problemas con la alimentación o con la energía", sentencia. "Basta con muy poco para que nos encontremos con esa obligación de huir, de abandonarlo todo", abunda.

Portada de 'La Odisea de Hakim'. — Bruguera

Con la diáspora ucraniana, Europa ha reaccionado de un modo muy diferente a como lo hizo con los sirios. Fabien lo celebra, pero no deja de pensar en las razones de esta acogida masiva. Como el dolor ante los muertos del avión de Germanwings, a los ucranianos se les acoge "porque están cerca de nosotros, porque están en Europa. Si hubiera pasado lo mismo en Mozambique, por ejemplo, y muchos mozambiqueños hubieran querido venir a nuestros países, el impulso de acogida no habría sido el mismo", reflexiona. Y las muertes en la valla de Melilla o los más de mil desaparecidos este año en el Mediterráneo son la prueba de este doble rasero que Fabien se ha empeñado en señalar a su manera.

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En el resultado, reconoce el autor, se han reconocido muchas personas que han atravesado una coyuntura similar a la del protagonista. Aunque por paradójico que resulte, ha sido poco lo que el propio Hakim le ha dicho a Fabien sobre su historia hecha cómic. "Cuando le iba mostrando los dibujos que hacía veía que apenas le interesaba y no entendía por qué", recuerda. "Quizás tenía confianza absoluta en mi trabajo, o no quería recordar episodios desagradables de su vida o simplemente tenía entre manos cosas más importantes", dice. En el transcurso de este proyecto, Hakim tuvo un segundo hijo, intentaba aprender francés, encontrar un trabajo y resolver múltiples problemas burocráticos y administrativos.

"Cuando se publicó la última parte y lo llamé, simplemente me dijo: Está bien, lo he ojeado", recuerda. Ver su historia hecha novela no le interesaba tanto como que la vieran sus dos hijos algún día. "Al fin y al cabo, sus hijos son franceses, no ha conocido su país y puede que no lo conozcan nunca. Han perdido las raíces de sus padres", dice Fabien. Por eso le alegra que Hakim finalmente le confesara que lo importante de este testimonio es que un día lo leyeran sus hijos. "Cuando tengan 18 años se lo enseñaré y sabrán cuál es la historia de sus padres y de su país", le dijo Hakim.

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