Torturados, encarcelados y multados por hablar en gallego
Carlos Callón documenta la represión lingüística en Galicia en 'O libro negro da lingua galega' (Xerais).
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madrid, Actualizado:
Carlos Callón (Santa Uxía de Ribeira, 1978) se impuso la titánica tarea de recopilar los casos de represión lingüística en Galicia. El resultado, de casi 800 páginas, abruma: O libro negro da lingua galega (Xerais), donde recoge castigos, multas, torturas, censuras y encarcelamientos por hablar en gallego.
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Aunque el arco cronológico va de 1543 hasta 1980, el filólogo y escritor es consciente que todavía hoy algunos siguen pagando por expresarse en su lengua, como no se cansa de denunciar la Mesa pola Normalización Lingüística, que presidió entre 2002 y 2014. "Es el primer volumen que compila estas historias y se ha convertido en un inesperado bestseller", explica el profesor de Geografía e Historia en el Instituto Español Giner de los Ríos, de Lisboa.
"Empieza su itinerario a finales del siglo XV, con el destierro del idioma de Galicia por orden de los Reyes Católicos, y termina su itinerario en 1986, con la sentencia del Tribunal Constitucional que limita la oficialidad del gallego", añade Carlos Callón. "Por el medio, más de 700 páginas de diferentes leyes, castigos, quemas, etcétera".
Por ellas circula aquel taxista de Rianxo al que en 1972 amenazaron con quitarle la licencia si en 48 horas no escribía "Rianjo" en la puerta del coche. Si diese marcha atrás en el tiempo, podría empotrar su taxi en la fachada de la Real Biblioteca —inaugurada por Felipe V en 1712 y germen de la actual Biblioteca Nacional—, cuyo director decidió no publicar las Cantigas de Santa María, de Alfonso el Sabio, porque consideraba una "extravagancia" y de "mal gusto" la poesía en gallego.
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Este jueves, a las 18 horas, presentará O libro negro da lingua galega en la Llibreria Blanquerna de Madrid, donde se abrirá el micrófono a los testimonios en primera persona, pues el autor entiende que este tipo de actos "no son un espacio solo para hablar de siglos atrás". Lo acompañarán el filólogo y escritor Diego Bernal; el director de cine Alfonso Ungría, despedido del NO-DO por incluir el gallego en un audiovisual; y Andrea Lapique, hija del cantante Andrés do Barro.
"Pese a ser número uno en Los 40 Principales, no solo vio como le rayaban los discos en algunas emisoras radiofónicas, sino que también tuvo que hacer pasar algunas de sus canciones por textos en portugués para poder superar una censura que se volvía imposible si dijese que estaban escritas en gallego", recuerda Carlos Callón, quien comenta algunos ejemplos de la represión lingüística en su tierra.
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Castigos físicos en la escuela
Carlos Callón ha recogido en su libro los castigos físicos por hablar en gallego en las escuelas desde 1543 hasta 1980. "La violencia física sí continuó en otros lugares gallego-hablantes de fuera de la Comunidad Autónoma, en los cuales el gallego no es todavía oficial", explica el autor de O libro negro da lingua galega ejemplos. "En Galicia se pasó a la violencia simbólica, que persistió"
"El documento más antiguo que explica cómo golpear a los niños que hablen en gallego en la escuela es de 1543. Es más antiguo que los que se conservan para las otras lenguas del Estado. En las disposiciones de la Escuela de Gramática de Tui de ese año se dice que los mozos de ese Reino son sumamente bozales y que por eso se les exhortaría a que hablen el idioma castellano", añade Callón.
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"Si no lo cumplen, indican que se proceda a un castigo moderado, como palmas [golpear con el instrumento conocido como palmeta], pérdida de puntos, estar de rodillas, y otras cosas semejantes y si esto no fuera bastante se procederá a lo más conducente".
De la piedra en el bolsillo a 'la silla del castellano'
Carlos Callón enumera algunos de los castigos en las aulas:
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"De rodillas sobre garbanzos, habas, arena…".
Horror en los seminarios
"Un lugar de horror singularizado fueron los seminarios, conventos y monasterios", asegura Callón, quien enumera "solo a título de ejemplo de una casuística enorme" algunos testimonios.
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"Carlos Casares tuvo que escribir miles de veces en el Seminario de Ourense: "No hablaré gallego".
"Xabier P. Docampo fue multado económicamente en el Seminario de Lugo, en el cual también era un penalti si alguien hablaba una frase larga en gallego mientras jugaba al fútbol; además, testigos como Afonso Eiré vieron golpes por ese motivo. Las prohibiciones en el fútbol también se daban en el seminario de Mondoñedo".
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"Isaac Alonso Estraviz, que llegó a confesarse por hablar en gallego en el monasterio de Oseira, también estuvo castigado de rodillas, sin dormir y con los brazos en cruz por hablar en gallego".
"En los ejercicios espirituales del Seminario de Santiago de Compostela en los años sesenta se aconsejaba medio día de cilicio para cada vez que se hablase en gallego".
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Asesinatos
Durante la represión franquista, "muchas personas defensoras de la democracia eran también significadas en su defensa de la lengua gallega", afirma Carlos Callón, quien recuerda a varias personalidades a las que le arrebataron la vida.
"Rafael Fernández Casas fue probablemente, en los años veinte, el primer maestro en impartir clases regularmente en gallego, dentro de su programa general de renovación pedagógica. Fue fusilado el 20 de agosto de 1936 y quemaron toda su biblioteca personal".
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"Ramón Vilar Ponte fue golpeado por falangistas en las calles de A Coruña en 1951. Unos meses antes se había saltado la prohibición de realizar un discurso en gallego en la Real Academia Galega y, además, seleccionó como tema un elogio de la generación, fatalmente represaliada, que había promovido la cultura gallega entre 1916 y 1936. Falleció en 1953, como consecuencia de las secuelas de esa paliza".
"Alexandre Bóveda, economista y líder del Partido Galeguista, fue fusilado en agosto de 1936. La noche antes del asesinato dibujó la lápida, un epitafio muy sencillo, donde figuraba solo su nombre en gallego, los años de nacimiento y de muerte. Estaba claro que quería que no le castellanizasen el nombre. Sin embargo, su tumba fue profanada en varias ocasiones para sobrescribir una J encima de la X".
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"Ánxel Casal, alcalde de Santiago y editor en lengua gallega. Los fondos de su editorial, Nós, fueron quemados, incluidos libros de poesía, revistas culturales, ediciones de libros medievales, etcétera. Sus contenidos nunca habrían sido pasto de las llamas si estuviesen en castellano. El problema era el continente: la lengua natural de Galicia".
Cárcel y torturas
"En agosto de 1955 detienen y torturan a Domingo Lemos Suárez, Manuel García Barros y Francisco Fernández del Riego —al que le van a dedicar el Día das Letras Galegas y que llegó a ser presidente de la Real Academia Galega— por tener ejemplares de la revista Galicia de Buenos Aires".
Callón recuerda que a Fernández del Riego lo acusaron de rebelión militar "por escribir artículos literarios sobre la cultura gallega" y que a" Domingo Lemos lo detuvieron por tener ejemplares de Galicia, sin haber sido autor de ningún escrito".
Expedientes, multas y sanciones
1963: Expediente a un funcionario de la Deputación de Lugo "por exagerado acento gallego".
'La represión de las misas en gallego', por Carlos Callón
En 1964, tras el Concilio Vaticano II, se permiten las misas en castellano, catalán y vasco, pero no en gallego.
En esos años se producirá la mayor campaña en defensa del gallego durante la etapa franquista: miles de instancias y telegramas que se envían al Arzobispado de Santiago y al Vaticano desde los numerosos centros gallegos por el mundo, manifestaciones camufladas como "excursiones", etcétera.
La censura acabó prohibiendo que se publicasen artículos o notas sobre la cuestión —e incluso multó y amenazó con cerrar La Voz de Galicia si seguía dando visibilidad al asunto—.
Las misas en gallego serían autorizadas cinco años más tarde, convirtiendo el gallego en la lengua más reivindicada del mundo tras el Concilio Vaticano II.
El cardenal que decidió autorizarlo se encontró con una nota enviada por el Ministerio de Asuntos Exteriores al Vaticano que decía que no se deberían permitir las misas en gallego porque "Galicia podría dejar de ser la hija fiel de España".