Tira millas
Hay escapadas por carretera en el cine antológicas con las que siempre se podrá viajar, sea cual sea el precio real de la gasolina y el diésel. Por México, EE.UU., Italia… con Vittorio Gassman y Jean-Louis Trintignan, con Thelma y Louise, con el viejo Alvin Straight… pisa el acelerador y no mires atrás.
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madrid,
Con el precio de la gasolina y el diésel por las nubes, muchos de esos planes felizmente anárquicos de conducir kilómetros y kilómetros, sin destino, deteniéndote donde te apetece, sin horarios ni obligaciones, se han esfumado este verano. Fabulemos desde el cine para hacerlos y disfrutar con ellos, aunque sean viajes de solo un par de días, como el que hicieron Vittorio Gassman y Jean-Louis Trintignant a bordo de un Lancia Aurelia descapotable en esa joya de la 'comedia a la italiana' que es La escapada, de Dino Rissi. Acelera. "¡Vamos caballito! ¡Vamos!"
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En realidad, Bruno y Roberto no se conocen de nada, pero tras un encuentro casual, el primero invita al segundo a un aperitivo que se alarga hasta dos días viajando por la carretera. Frívolo, divertido y cínico, Bruno casi toma como rehén a Roberto, que rápido, fascinado por el descaro y el desapego de Bruno, por las promesas de 'la vida fácil', se transforma en un cómplice activo y encantando. Contiene más esta película, pero en ella hay mucho de vivir la vida improvisada, y de contagiarla —"rebélate esclavo y suelta a los perros", grita Bruno a un tipo que tira de unos perros atados con una cuerda por las calles de Roma—. Fuera preocupaciones.
Esa era justamente la intención de Thelma y Louise cuando se subieron al Ford Thunderbird de 1966 en Arkansas para pasar un fin de semana de libertad, hasta que un cafre machista se cargó sus planes y la pareja decidió pisar a fondo el acelerador camino de México. Al final, en el Gran Cañón de Colorado, eligieron para siempre la libertad. Susan Sarandon y Geena Davies, a las órdenes de Ridley Scott, dieron un buen corte de mangas a los productores reacios a rodar esta historia que fue la más taquillero de ese año, 1991, y se hizo con un buen puñado de premios, entre otros el Oscar y el Globo de Oro al Mejor Guion, obra de Callie Khouri.
Abajo la vida americana convencional
También se alzaron con el Oscar al Mejor Guion Valerie Farisuna y Jonathan Dayton por su ópera prima Pequeña Miss Sunshine, viaje de una familia un poco estrafalaria, plagada de inadaptados, que salen de Albuquerque en una ruinosa furgoneta Wolkswagen camino de Redondo Beach, en California, donde la pequeña del clan, Olivia, va a participar en un grotesco concurso de belleza infantil.
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Una madre agotada, un padre que aspira a ser motivador profesional, un hijo adolescente que no piensa hablar, un abuelo expulsado de la residencia por vender heroína, un cuñado homosexual suicida y estudiante de Proust y la pequeña Olivia se van de viaje y, de paso, tumban con fuerza y alegría la inmerecida buena imagen de la vida americana convencional.
"La carretera es la vida"
Dennis Hopper también se lanzó a la carretera y a la aventura de dirigir en 1969, en Easy Ryder, acompañado de Peter Fonda y con un jugoso encuentro con Jack Nicholson. Cabalgando sobre sus míticas Harley-Davidson Capitán América, Wyatt y Billy se van desde Los Ángeles a Nueva Orleans y después continúan viaje para descubrir América. Título bandera de la contracultura de los sesenta, hoy no queda demasiado de la leyenda que comenzó a forjarse alrededor de esta película. No es una buena película, pero sí ha dejado, es incuestionable, momentos e imágenes de cine inolvidables.
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Unos cuantos años antes, finales de los 40 y 1950, Jack Kerouac había hecho unos cuantos viajes con sus amigos por EE.UU. y México que luego recogió en el legendario On the Road. "Todavía nos quedaba mucho camino. Pero no nos importaba: la carretera es la vida". El cineasta brasileño Walter Salles firmó una adaptación, con guion de José Rivera, que no conseguía ni acercarse un poco al alma del escritor y de su obra, al espíritu de aquella generación. En este caso, mejor viajar con el libro.
Mirar las estrellas
Jim Jarmusch también quiso mostrar EE.UU. desde una road movie, pero lo hizo desde el punto de vista de unos 'extraños' en América, emigrante que viajan en coche desde Nueva York a Cleveland y de allí a Florida, y le salió muchísimo mejor que a los cineastas mencionados antes. La genial Extraños en el paraíso, divertida, incisiva, astuta, con un retrato desolador del país en el que todo se ve parecido —"es divertido, llegas a un lugar nuevo y todo se ve igual"— es una muy singular road movie, clave en el cine independiente americano.
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Las promesas que este trío no terminaba de encontrar acompañaban la aventura por carretera de Julio, Tenoch y Luisa en Y tu mamá también, película de Alfonso Cuarón que abrió las puertas del cine grande a Gael García Bernal y Diego Luna, con Maribel Verdú y una alegre vitalidad que se movía en territorios tan dispares como el erotismo, la política o la sociología.
Y ni descapotable, ni autobuses, ni motos deslumbrantes, ni furgonetas viejas y desvencijadas, Alvin Straight se subía a una cortadora de césped, a la que enganchaba un remolque casero y se hacía 500 kilómetros, a través de Iowa y Wisconsin, hasta la casa de su hermano. Una historia verdadera (1999), una película hermosa y enorme de David Lynch, está basada en la aventura real de Straight, a quien daba vida en la ficción un magistral Richard Farnsworth. "Ira, vanidad, mezclas eso con licor, tienes dos hermanos que no se hablan en diez años. Ah, sea lo que sea lo que hizo que Lyle y yo nos enojáramos tanto... ya no importa. Quiero hacer las paces, quiero sentarme con él, mirar las estrellas... como solíamos hacer, hace tanto tiempo".