Los Tigres del Norte, reyes del narcocorrido: "Nuestras canciones son poderosas porque contamos verdades"
El cantante y acordeonista Jorge Hernández Angulo calienta motores ante los conciertos del grupo mexicano en abril de 2024, que tendrán lugar en Madrid, A Coruña, Barcelona, Pamplona y Bilbao.
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madrid, Actualizado:
Los Tigres del Norte han narrado la realidad de su tierra al margen de las crónicas oficiales. Criados en el estado mexicano de Sinaloa y asentados en California, los reyes del narcocorrido han sufrido la censura y recibido el aplauso del pueblo, que reclama sus historias de narcotraficantes, protagonizadas por Pablo Escobar o Miguel Ángel Félix Gallardo. También le han cantado a los migrantes, a las mujeres de Ciudad Juárez o a la comunidad LGTB, al tiempo que han denunciado la corrupción gubernamental.
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Su líder, Jorge Hernández Angulo, calienta motores ante la gira que realizarán en abril de 2024 en España, donde tocarán en Madrid, A Coruña, Barcelona, Pamplona y Bilbao. Sobre la mesa, apenas un té y un agua escoltan la grabadora. "Trato de no acercarme mucho a esos vasos que me lastiman, o sea, de que el alcohol no llegue a mis venas", se justifica entre risas el cantante y acordeonista de Los Tigres del Norte, quien luce lozano a sus setenta años.
¿Han sufrido más presiones de las autoridades o del entorno en el que se inspiran algunas de sus canciones?
En algunos estados mexicanos, hay radios y televisiones que nos piden que no cantemos algunas canciones, pero contamos con muchos otros temas en nuestro repertorio. No hemos tenido problemas graves.
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Sin embargo, los grupos pueden caer en la autocensura. De hecho, cuando criticaron la gestión del presidente Vicente Fox (Partido de Acción Nacional) en Crónica de un cambio (2001), recibieron una llamada del Gobierno para que no hiciesen canciones de ese tipo.
Nunca tuvimos ningún problema con el Gobierno. La noticia salió en los medios, pero la canción no estaba dedicada a él, sino que pensábamos en el momento que estaba viviendo México, cuyo pueblo esperaba un cambio.
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"Los que controlan a petróleos mexicanos / van a Las Vegas como ricos potentados. / ¿Se lo merecen o la plaza la compraron? / Ora, mi zorro, ¿cuándo aplicamos el cambio?", le preguntaban al denominado "candidato del cambio" tras la larga etapa del PRI. ¿Cómo se ha transformado su país desde entonces?
A Fox lo sucedieron Felipe Calderón (PAN), Enrique Peña Nieto (PRI) y Andrés Manuel López Obrador (Morena) y, durante este tiempo, el país ha crecido, pero lentamente.
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¿Todo cambió para que todo siguiese igual? ¿Usted qué modificaría y qué fomentaría?
En nuestro México ha habido progresos, aunque todos pensamos que debería mejorar, empezando por los trabajos y los salarios. Necesitamos desarrollar nuestra economía para que haya más empleo. Hay muchas personas formadas que no encuentran puestos adecuados y han tenido que emigrar a otros lugares. Me gustaría que siguiesen en México y, para ello, el país tendría que gozar de una estabilidad económica.
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Eso supondría un cambio que evitaría la dolorosa separación de las familias, porque mucha gente se ve obligada a dejar atrás a sus hijos o a sus padres. Es una realidad que hemos visto desde que nos instalamos en San José (California). Por eso, con nuestras canciones, Los Tigres del Norte tratamos de darle consuelo a quienes tuvieron que venirse a trabajar a Estados Unidos.
¿Cree que cuentan mejor la realidad del país que los telediarios?
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Nosotros tratamos de hacer una minipelícula en una canción de tres minutos y medio, porque si superamos ese tiempo no la emiten en la radio. Tenemos que ser muy cautelosos para expresar qué sucede con los migrantes, con los políticos y con algunos personajes que han calado en el público. En las noticias hay una fuente poderosa, pero también en nuestras historias, porque dicen verdades.
Y en ellas encajan la crítica social y otros ingredientes que escapan de los noticieros. Así, le han cantado al sufrimiento del pueblo, a los espaldas mojadas o a las mujeres desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez.
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Desde que en 1973 publicamos la canción Contrabando y traición, conocida como Camelia, la Texana, el público nos identifica con la historia del corrido: La Banda del Carro Rojo, Jefe de jefes, La Reina del Sur o El avión de la muerte se inspiran en hechos reales que se han vivido en México, pero que también tienen su reflejo en otros países. Nosotros extraemos a sus personajes de la médula del problema y después la gente hace sus propias interpretaciones.
¿Los narcocorridos ensalzan a los narcos o, al contrario, sugieren que su actividad termina siendo poco aconsejable? Muerte anunciada, por ejemplo, versa sobre el trágico final de Pablo Escobar. ¿Hay moraleja en sus composiciones?
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Los Tigres del Norte analizamos por qué esos personajes llegan a tener tanta penetración entre el público, que luego los juzga, ya sea para bien o para mal.
Además de México, su música ha tenido éxito en Colombia, Texas y California. Para interpretar los narcocorridos, ¿es más prudente vivir en Estados Unidos?
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También tenemos un público muy bonito en Arizona, Chicago, Nueva York… Ha sido fácil trabajar desde Estados Unidos para todo el mundo porque el panorama es muy distinto y nos permite tener otra visión. No obstante, nunca nos hemos alejado de México, porque vamos allí cada una o dos semanas, de modo que hay una mezcla de dos culturas.
En México ha habido progresos, pero deberían mejorar los trabajos y los salarios
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Luego empezamos a viajar a otros países, lo que supuso un nuevo aprendizaje. Eso nos ha ayudado a ser diferentes y a usar los lenguajes de diversas áreas. Así, hemos incorporado a nuestro repertorio palabras del pueblo, de los chamacos o de las personas que se dedican a negocios ilegales, para estar a la moda y no quedarnos anclados en el pasado.
¿Cree que ciertas figuras son ensalzadas porque, ante la ausencia del Estado y la falta de servicios públicos, emularon a Robin Hood?
Claro. La gente llegó a querer a esos personajes y en muchos países nos piden que cantemos, por ejemplo, nuestro tema sobre Pablo Escobar porque en él están incluidos la familia, la mamá y él mismo, a cuyo entierro acudieron miles de personas. Eso nos hace pensar que sigue siendo recordado porque ayudó al pueblo. No obstante, también hemos cantado a figuras de otras épocas, como Adolfo González, Lucio Vázquez o Pancho Villa.
Algunas canciones fueron prohibidas en la radio, como Contrabando y traición, El Gato Félix, La banda del carro rojo, Vivan los mojados o La reina del sur. Cuanto más censuradas, más escuchadas. Si eliminasen parte de su repertorio, el público se rebelaría, ¿no?
Exacto [risas]. Nuestras canciones invitan a la reflexión. En Jefe de jefes, un disco de puros corridos, venimos a decir: "Pórtense bien, porque si se portan mal van a terminar en la cárcel o en el cementerio". Son canciones que hablan de personajes de los noventa, a partir de lo que pasó en nuestro país durante esa década, en las que están incluidos políticos, migrantes, aduaneros...
¿Han recibido el encargo de algún narco para que compusieran o interpretaran una canción?
No. Afortunadamente, nunca hemos tenido problemas ni hemos estado involucrados en ese tipo de encargos. Nosotros dedicamos las historias al público, para que decida qué es lo malo y qué es lo bueno.
Entiendo que no han actuado para ningún narco, pero sí han tocado en una cárcel.
Cuando hicimos el documental Los Tigres del Norte en la Prisión de Folsom, cincuenta años después del concierto de Johnny Cash, nos sorprendió el alto porcentaje de presos mexicanos, algunos de ellos con penas muy largas. La mayoría son jóvenes que han sido condenados, sobre todo, por narcotráfico.
Nosotros no queríamos solo cantar, sino que los reos también fuesen partícipes, aunque las autoridades nos dijeron que no era posible. Los miembros del grupo pretendíamos hablar con ellos para que pudiesen expresarse. Sin embargo, como nos lo prohibieron, al final los entrevistaron ellos.
También le han cantado a la comunidad LGTB en Era diferente, sobre una chica enamorada de otra que es pretendida por varios hombres.
Era un tema difícil de interpretar, pero muy interesante y especial. La Alianza de Gays y Lesbianas contra la difamación (GLAAD) nos dio un premio [por considerar la canción como un "mensaje de aceptación"], cuya entrega tuvo lugar durante una gala en el Waldorf Astoria de Nueva York. Desde entonces, hemos estado ligados a la comunidad y a su causa.