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Demasiado tarde para el tigre de Tasmania

Madereros contra ecologistas 

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El último cazador.

MADRID.- Cazado, desollado y decapitado. El bárbaro final que ha tenido el tristemente famoso león Cecil ha provocado oleadas mundiales de ira. Miles de personas han manifestado su rabia y científicos y activistas de todo el planeta han condenado furiosos la caza ilegal y han advertido del aciago futuro que le espera a la Tierra si el hombre sigue agrediendo al resto de seres vivos que habitan en ella.

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Rodada en algunos de los parajes más espectaculares de Tasmania, la película –protagonizada por Willem Dafoe- es una decidida denuncia contra la codicia humana, contra su indolente postura hacia la degradación del planeta y contra su violencia frente a otras especies… “Lo que los primeros colonos en Australia hicieron con el tigre de Tasmania fue bastante brutal –dice el cineasta-. El tigre fue masacrado. Era una criatura única.

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Madereros contra ecologistas 

Inspirada en la novela de Julia Leigh, ‘The Hunter’, la película de Daniel Nettheim no solo sirve de denuncia de la caza ilegal y de recordatorio de las especies que se encuentran en peligro de extinción por culpa de la intervención del hombre, sino que, además, revela el enfrentamiento entre la industria maderera –muy potente en Tasmania- y los ecologistas que se oponen radicalmente a la deforestación de cualquier zona del planeta.

El 7 de septiembre de 1936

Tasmania

‘El último cazador’ cuenta una historia, pues, de especies en peligro de extinción (según la revista Science, una de cada seis especies está amenazada por el calentamiento global), de medio de vida en zonas rurales, de solidaridad y compromiso, de defensa de la naturaleza… todo ello desde el viaje emocional que realiza el personaje principal, Martin, ese mercenario en busca del único tigre de Tasmania que queda en el planeta.

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