El talento de mirar estrellas de rock sin ser visto
El festival In-Edit rinde homenaje a D. A. Pennebaker y Chris Hegedus
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Donald Alan Pennebaker (1925) es uno de los grandes maestros del documental norteamericano. Se ha dicho que su película sobre Don't look back, sobre la gira inglesa de Bob Dylan en 1965 es la mejor que jamás se ha filmado. Su pareja, Chris Hegedus (1952), artista experimental, feminista y pacifista, conoció su obra y quedó fascinada. Los dos reciben el homenaje del Festival Internacional de Documental Musical In-Edit, que repone tres películas filmadas por ambos y cuatro de Pennebaker.
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Ayer se mostraron encantados de visitar Barcelona: "No estamos acostumbrados, los realizadores de documentales no son celebridades en EEUU, siempre que no sean Michael Moore", dice Hegedus, con humor. Ellos van mucho más allá en el tiempo: "En los primeros años el documental era aburrido: eran de animales o de la Segunda Guerra Mundial", reconoce la artista.
Pennebaker siempre ha defendido un estilo de trabajo humilde y particular: "No tengo que inventar ni manipular nada", explica. "El director no es la atracción de la filmación, pretender ser el centro de atención es una extravagancia". Con títulos como el citado de Dylan, o Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1973), en el que se cuelan entre los fans de David Bowie antes de un concierto y reflejan su día a día, es fácil entender quiénes son los protagonistas. Pero aún así, "la discreción del realizador es fundamental".
Como también es clave saber si un tipo va a dar juego: "Hay que decidir qué sujeto puede ser diseccionado en su vida y quién no podría aguantar algo así". Bob Dylan era Bob Dylan, pero Pennebaker no lo conocía antes: "Podría no haber dado juego".
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"No buscamos a músicos especialmente", afirma el documentalista. "Nos interesa la gente que nos explique algo interesante". La relación con los mitos ha sido siempre buena, pero Pennebaker recuerda una anécdota con Bowie, que les pidió que le hicieran de canguro. "Tuvimos una relación muy íntima. Cuando dejó la heroína se interesó en el proceso de hacer una película. Se había convertido en un alto ejecutivo. Por eso debió de descubrir que este cine no da tanto dinero como el de Hollywood". A veces han pensado que la ficción les daría más dinero y les permitiría un mayor control. ¿Pero? "He tenido buenas propuestas con buenos guiones, pero al final, nunca cuajaron".